Dicen que hay que pintar para dejar volar las tristezas del alma, voy a ver si pinto de fucsia este cielo tan azul y aburrido.
Hay que comer chocolates y galletas con sabor a naranja, con malvaviscos de nubes derretidos.
A veces la rata gris se asoma por la ventana, sonríe, en serio sonríe
Yo deslizo la ventana con sutileza, le arrojó un trozo de pan de otoño, con dulces pasas y brevas, con nueces frescas.
La rata lo olfatea, con las pequeñas manos lo lleva a la boca, y sonríe, siempre sonríe.
Yo, carcajeó al verla, y me doy la vuelta para decirle a Waldo que la vea, y tremenda sorpresa me he llevado, Waldo está haciendo muecas y sonriendo como chiflado.
En el momento entiendo por qué sonríe, en serio sonríe, siempre sonríe; cómo no hacerlo, si Waldo le hace muecas parado frente a ella.
Waldo, en la vida real no se encontraba entusiasmado con su amiga gris de cola larga, el no sonríe, jamás lo hace, es un canino serio, lleno de pelos con malgenio.
Invitado especial: Ratatouille, quien donó sus honorarios para la cuenta veterinaria de Waldo, deben extraerle una muela, o dos, o tres, aún no se.
Créditos texto, dibujo, fotografía: Margarita Palomino