Historias de Waldo.

1.png

Dicen que hay que pintar para dejar volar las tristezas del alma, voy a ver si pinto de fucsia este cielo tan azul y aburrido.

Hay que comer chocolates y galletas con sabor a naranja, con malvaviscos de nubes derretidos.

A veces la rata gris se asoma por la ventana, sonríe, en serio sonríe

Yo deslizo la ventana con sutileza, le arrojó un trozo de pan de otoño, con dulces pasas y brevas, con nueces frescas.

La rata lo olfatea, con las pequeñas manos lo lleva a la boca, y sonríe, siempre sonríe.

Yo, carcajeó al verla, y me doy la vuelta para decirle a Waldo que la vea, y tremenda sorpresa me he llevado, Waldo está haciendo muecas y sonriendo como chiflado.

En el momento entiendo por qué sonríe, en serio sonríe, siempre sonríe; cómo no hacerlo, si Waldo le hace muecas parado frente a ella.

Waldo, en la vida real no se encontraba entusiasmado con su amiga gris de cola larga, el no sonríe, jamás lo hace, es un canino serio, lleno de pelos con malgenio.

DSCF2118.JPG

DSCF2112.JPG

Invitado especial: Ratatouille, quien donó sus honorarios para la cuenta veterinaria de Waldo, deben extraerle una muela, o dos, o tres, aún no se.

Créditos texto, dibujo, fotografía: Margarita Palomino

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
39 Comments