Las tragedias y desastres naturales como método para obtener un beneficio personal
Como todos estamos enterados, hace unos días ocurrió un terremoto que afectó la zona central de México, siendo uno de los estados de la república más afectados el mío, la ciudad de México. Tristemente la cifra oficial de muertos asciende a más de 200 personas – la extraoficial tiene un número mayor – y los heridos se cuentan en miles. Se estima que se tendrán que demoler más de 1,000 edificios que han quedado inhabitables, sin contar las decenas de edificios que se cayeron mientras ocurría el sismo, enterrando a cientos de personas en los escombros.
Yo lo viví en primera persona en la ciudad de Puebla, muy cerca del distrito Federal, en donde también hubieron varios edificios que se cayeron y muchísimas personas heridas y, desgraciadamente, también varios muertos.
La intención de esta publicación no es hablar sobre la tragedia sino sobre la solidaridad que mostraron mis compatriotas.
Vivimos en una era en la que las redes sociales juegan un papel muy importante en nuestra vida diaria, y justamente los llamados millenials demostraron que la adicción al celular puede ser positiva y utilizarse para ayudarnos los unos a los otros.
No habían pasado siquiera 5 minutos cuando la comunicación en Twitter y Facebook para propagar información de ayuda se activó. Informar de sitios en donde se necesitaba ayuda, los lugares específicos en donde hubo derrumbes, comunicación entre amigos – hubo una persona que a través de Snapchat avisó que se encontraba en los escombros y, gracias a esto, se pudo reaccionar de manera rápida y se le rescató – y control de multitudes fueron algunos de los usos que se le dieron a las redes sociales.
Yo puedo decir que estoy muy orgulloso de la manera en la que reaccionamos los mexicanos. Se crearon brigadas de rescate a las pocas horas del desastre y, en los días siguientes, se ha podido observar toda la ayuda que se ha seguido brindando por parte de los ciudadanos ya sea con brigadas, colecta de víveres, apoyo psicológico a los afectados etc. Un gran ejemplo de lo que se puede lograr cuando un país se une al ocurrir una desgracia.
Sin embargo, en este tipo de circunstancias también existe el abuso. Está comprobado con video, fotos y testimonios que algunas colectas de víveres, ropa, medicinas y bienes muebles no han llegado al beneficiario final, los afectados por el terremoto. Se ha comprobado que existen farmacias que re-venden los productos que las personas donaron directamente a los centros de acopio que se crearon para recibir apoyo a los damnificados. De igual manera, la entidad gubernamental conocida como DIF ha tomado posesión de muchos productos recolectados y re-etiquetado para que la donación salga directa de la entidad, ya que se acerca la época de elecciones y claro, los valiosos votos de la gente pueden ser ganados de esta manera.
Todo esto es un resumen de lo que he visto en las redes sociales, que así como sirven para compartir videos de gatitos, también ayudan a propagar información para el conocimiento general de la población. Esto que les platico informalmente, es una realidad en mi país.
De otra cosa que me dí cuenta fue que si bien algunos de mis amigos cercanos se involucraron fuertemente con algún tipo de apoyo como los que ya he mencionado, sin embargo, otros lo utilizaron como una plataforma para mostrarse hacia sus conocidos como un alma caritativa que busca ayudar al prójimo.
¿Por qué digo esto?
Es verdad, la ayuda es positiva y se agradece inmensamente, sin duda varios de ellos hicieron mil veces más de lo que yo hice para ayudar. Lo triste del asunto radica en que yo, desde mi celular en la ciudad de Puebla, me enteré perfectamente de todos sus movimientos y acciones para ayudar, ya que mi sección de noticias en Facebook se encontraba llena de selfies, comentarios etc de estas personas.
¿No se supone que ayudamos porque así lo queremos? Si es así, ¿por qué hacer pública nuestra ayuda?
No es lo mismo tuitear el lugar específico en donde se necesitan linternas y botas de brigadista que tuitear una selfie con tus amigos justo después de llegar a una escena de desastre.
Creo que el punto se entiende y no quiero ahondar más, no quiero herir susceptibilidades o ser visto como una persona negativa que solo busca errores o cosas que condenar, y más porque yo personalmente no pude ayudar activamente por motivos personales.
Lo que sí quiero hacer es transportar esta situación a Steemit y a nuestra comunidad hispana.
Personalmente, como usuario de Steemit y no como Cleaner del equipo Lince, me molesta y decepciona mucho ver como hay usuarios que se aprovechan de la desgracia o necesidad ajena para generar recompensas.
Es muy gratificante y me llena de compasión y esperanza enterarme de alguien que ayuda por el bien de ayudar, que ofrece apoyo incondicional y da, de su propia bolsa, los pocos billetes que tiene pero, al mismo tiempo, es detestable ver una publicación acerca de eso enfocando la publicación a un acercamiento de lástima, empatía o tristeza para así, conseguir algunos votos.
No tiene nada de malo hablar de las desgracias y platicar tus experiencias sobre el acto de ayudar a las personas que las sufrieron, lo que sí es muy malo es realizar un post gráfico con este tipo de ayuda para beneficio personal.
Steemit es una plataforma que puede ayudar a personas que realmente necesitan el dinero, si se enfoca bien su uso, pero puede ser una plataforma muy negativa si volvemos nuestra sección de noticias una primera plana de un periódico amarillista que, por muy buenas acciones que se hagan, lo único que busca con las publicaciones es beneficio personal y lucrar con el sufrimiento ajeno.
Preguntémonos, ¿queremos que Steemit siga creciendo de manera saludable? Entonces publiquemos de manera correcta y saludable y, si buscamos beneficiar a alguien más, hagámoslo de una manera abnegada y desinteresada; si no lo hacemos así, ¿de verdad podemos considerarnos personas que se preocupan por el bien ajeno y por ayudar? O todas estas publicaciones son simplemente una pantalla para ocultar nuestras intenciones de lucro, reputación y votos.