Greetings, 50-worders and readers. This is my entry to @jayna's #fiftywords challenge. This week’s prompt is
/@jayna/fifty-wordshortstorychallengeoftheweek-5goksykp0f
ghost
. You can see the details of the challenge here:
A Rosary for Emily
First time I saw her she was nervously sitting on my bed.
I calmly asked who she was and what she wanted.
She had seen me pray; wanted a rosary.
I asked Martina to accompany me. We prayed fervently at the cemetery.
Levitating in the distance, Emily waved and smiled.
This story was told to me by my mother; not as a spooky tale to scare me and make me be a good kid or as a lecture to awaken my Christian self, but as one of her many anecdotes that happen to involve the paranormal. My mother is not affected by senility, in fact, she is been telling these kinds of stories since as far as I can remember. She is the most lucid person you can imagine, with the sharpest memory and the strongest character; not someone easily impressionable or suggestible.
She tells her stories of encounters with ghosts so naturally, it makes you think she is just teasing you. This one has a neighbor as witness, who actually went with her to the cemetery, not knowing what my mother was up to. My mother had not told her anything about the apparitions to avoid scaring her. My mother was not scared but she was not as strong as before to go alone. At the cemetery, since she had not been able to find this mysterious woman’s grave, they prayed at the Cross of Forgiveness, a spot allegedly devoted to pray for those wandering souls whose graves have been lost or who never had a Christian burial. My mother’s friend reported later that she had seen a mysterious woman leaning over a grave at a certain distance, holding a withered calla lily. She held her breath and did not tell my mother until they were back home. She did not want to scare the old lady. She asked her, “did you see the dead woman back at the cemetery?” My mother answered that she knew about that presence from the beginning, that she had noticed there were no feet touching the ground. Her neighbor is not longer available for further visits to the cemetery, as you can imagine.
Saludos a los participantes del reto de 50 palabras y a los lectores en general. Esta es mi participación en el reto de @jayna #fiftywords. La palabra de esta semana es
/@jayna/fifty-wordshortstorychallengeoftheweek-5goksykp0ffantasma
. Pueden ver los detalles del reto aquí:Un rosario para Emilia
La primera vez que la vi estaba temblorosa sentada en mi cama.
Calmadamente le pregunté quién era y qué quería.
Había estado observando como yo hacía los rosarios, me dijo; quería uno en el cementerio.
Le pedí a Martina que me acompañara. Rezamos fervorosamente en La Cruz del Perdón.
Levitando a unos metros de nosotras, Emilia saludó y sonrió.
Esta historia me la contó mi mamá; no como un cuento de miedo para asustarme y hacer que me portara bien o como un sermón para despertar mi yo cristiano, sino como una de sus tantas anécdotas que casualmente involucran lo paranormal. Mi mamá no sufre de senilidad; de hecho, ha estado contando este tipo de anécdotas desde que puedo recordar. Ella es la persona más lúcida que puedan imaginar, de memoria prodigiosa y carácter templado; no alguien fácilmente impresionable o sugestionable.
Ella cuenta sus historias de encuentros con fantasmas de forma tan natural, que te hace pensar que está bromeando. Esta anécdota tiene a su vecina como testigo, quien efectivamente la acompañó al cementerio, sin saber exactamente a qué. Mi mamá no le había dicho a su vecina lo de las apariciones para que no se asustara. Mi mama dice que ella no lo estaba pero ya no tienen la misma fuerza física para andar sola, mucho menos en el cementerio. En el cementerio, como no había podido dar con la tumba de la misteriosa mujer, hicieron el Rosario en la Crus del Perdón, un lugar en teoría dedicado para rezar por almas en pena cuyas tumbas han desaparecido o quienes no recibieron cristiana sepultura. La vecina de mi mama reportó luego que ella había visto una mujer misteriosa inclinándose sobre una tumba a cierta distancia de donde ellas estaban; sostenía una cala seca. La vecina aguantó el susto y no contó nada hasta que regresaron a casa. No quería asustar a la anciana. Le preguntó, “¿Usted vio la muerta?” Mi mamá le respondió que efectivamente ella se había percatado de la presencia desde el principio, que había notado que no había pies tocando el piso. Su vecina, como pueden imaginarse ya no está a la orden para más visitas al cementerio.
Thanks for your reading. Looking forward to your comments.
Remember to support the groups that support quality content in Steemit
As members of @equipocardumen, we support
