The Sound of Evil
-You go downstairs and make sure the coast is clear, the inspector told Agent X.
-Coconut.
-Pumpkin.
-$50
-Deal
……….
………
……..
…….
……
…..
….
…
..
.
-What was it?
-Ripe fucking pumpkin!
-Told you. And he pulled a 50 from his partner’s pocket. Let’s take the week off. The minister is in charge.
-Call the AG. Suicide.
When I read the prompt, I immediately thought about Halloween and all that. Then, I thought of another use for the word, the affectionate term used to refer to our kids and was about to write a story involving a kid. But after the tragedy on Monday (@hlezama/venezuelan-cartoonists-the-heroes-fighting-misinformation-war ) that has my country on edge (and after my personal tragedy, which gave the word suicide a different meaning), I could not stop thinking about the event, what went on there, what those bastards did and how they did it, the absolute normality with which they must handle brutality inflicted upon the human body, which for them must be deprived of any emotional referent. Nothing scarier than having the certainty that the bad guys are the ones in uniform, the ones that are supposed to protect you.
El sonido de la maldad
-Tu bajas y te aseguras que este despejado, el inspector le ordenó al Agente X.
-Coco.
-Auyama.
-$50
-Trato
……….
………
……..
…….
……
…..
….
…
..
.
-¿Qué fue?
-¡La propia ahuyama, guebón!
-Te lo dije. Y tomó un billete de 50 del bolsillo de su compañero. Vamos a agarrarnos la semana. El ministro está a cargo.
-Llama al FG. Suicidio.
Source
Cuando leí la palabra de la semana, inmediatamente pensé en Halloween y todo lo relativo a esta celebración. Luego, pensé en otro uso de la palabra, el término cariñoso usado para referirnos a nuestros niños y tuve a punto de escribir una historia que involucraba una niña. Pero, después de la tragedia del lunes (@hlezama/venezuelan-cartoonists-the-heroes-fighting-misinformation-war ) que tiene a nuestro país en vilo (y después de mi tragedia personal, que le dio a la palabra suicidio un nuevo significado), no pude evitar pensar en el incidente, lo que realmente pudo haber sucedido ahí, lo que esos bastardos hicieron y cómo, la total normalidad con la que ellos deben manejar la brutalidad aplicada al cuerpo humano, que para ellos debe estar privado de cualquier referente emocional. Nada más intimidante que tener la certeza que los malos son los que llevan uniforme, los que se supone están para protegerte.
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