Esa temporada era especial para ella, sabía que volvería a ese lugar silvestre donde estaría rodeada de naturaleza, los pajaritos cantando, las pequeñas ardillas jugueteando, era como estar en otro mundo, sus pensamientos solo se concentraban en ese momento y lugar, pero había algo que ella deseaba más que nada, que la hacía feliz y que era el centro de su deleite, caminar por la pradera, acostarse debajo de aquel gran árbol y mientras estaba allí, acercar a su nariz el manojo de flores silvestres, el tiempo de volver a la ciudad llega, ella se despide susurrando, esperando volver a aquel sitio especial donde podrá disfrutar de las flores silvestres.
Visita mi blog Aquí