CUANDO eramos niños pocas cosas bastaban para llamar nuestra atención. Las mismas cosas que hoy son rutinarias, en ese tiempo eran todo un mundo de diversión para nosotros. Podíamos pasar horas enteras jugando en una bañera con un par de juguetes de hule y arrojando agua con un tazón. Ahora todo es distinto, lo rutinario rápidamente se convierte en tedioso y lo divertido en rutinario. Quizá sea momento de parar y pausar el recorrido atareado de la vida, y comenzar a disfrutar de nuevo de aquellas pequeñas cosas que antes nos deleitaban... como un simple baño...
Reflexión escrita para el proyecto literario internacional Spanish Freewrite de @mariannewest @latino.romano y @freewritehouse
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