El día viernes culminó cumpliendo con mi responsabilidad como madre, mi bebé continúa con su bajo peso y a raíz de ello tiene un atraso psicomotor, fue inscrito en el Centro de Desarrollo Infantil para recibir estimulación temprana.
Mi mañana comenzó dando gracias a Dios por un nuevo amanecer, aunque quería dormir tenía un compromiso, le pregunté a mi esposo si podía dejar al bebé, pero él iba a salir, lo aliste para llevármelo.
Al llegar ya se encontraba algunos representantes, varios fuimos llamados por la maestra del grupo de los pequeños, nos hizo entrega de los horarios de nuestros hijos, mi bebé tendrá que asistir dos veces a la semana y en el primer encuentro nos hablarán sobre el plan de atención.
Nos reunieron en uno de los salones, comenzaron dando la bienvenida a los que somos nuevos en la institución, explicaron el funcionamiento de la institución y su objetivo.
Luego se inició con la conformación de los comités del Movimiento Bolivariano para la Familia, reconocieron mi trabajo cultural y me pidieron estar dispuesta para colaborar con algunas actividades, algo a lo que no pude negarme.
Pase por un supermercado comprando unos cuadernos, no encontré la talla de los pañales que usa mi bebé; no tenía efectivo para pagar el transporte público, pase por el banco, pero lamentablemente se fue el sistema, dos señoras me regalaron dinero para poder pagar el pasaje, gracias a Dios porque me sentía mal.
Fui a la farmacia para comprar hidrocortisona en crema, unos recolectores, no encontré la crema para las picadas, ni el sulfato de zinc, pase al otro supermercado para comprar los pañales, adicional unos granos para el almuerzo del día siguiente.
En casa llamé a mis suegros para que mi hijo mayor se viniera, me converso como había sido su mañana, se sentía mal, le prepare el almuerzo y dormí al bebé, termine quedándome rendida a su lado.
Para merendar compartí con Ronny un chocolate que me regalaron por la compra en el supermercado, estuve viendo la televisión, verificando mis notificaciones en la plataforma y también en WhatsApp y telegram.
Mi esposo llegó en compañía de nuestro compadre, lo saludé y regrese a mi cuarto, no me sentía del mejor ánimo pero al final estuve un rato en el porche con ellos.
La luna estaba hermosa, logré capturar su belleza, ella nos acompañaba mientras conversábamos; mis pequeño se durmió y el mayor estaba con malestar.
Para finalizar mi día compartí mi diario del día anterior y estuve viendo la televisión, con ganas de dormir pero Ronniel aún no lo quería hacer, así que me tocaba esperar se quedará dormido para hacer lo mismo.