A esta publicación la he titulado:
Antes de la invención de la escritura, existía la figura de los "corredores", estas eran personas que se dedicaban al oficio de llevar mensajes a personas que no se encontraban en los mismos pueblos, en los que vivían los remitentes. Es decir, cumplían las mismas funciones que las "palomas mensajeras".
Sin embargo, con la invención de la escritura, las cartas comenzaron a utilizarse para muchas finalidades. Esto, a su vez, motivó a que se creara toda una estructura comunicacional, que estaba conformada por oficinas de correo, donde los remitentes llevaban sus correspondencias, y cancelaban una tarifa determinada para su envío, la cual variaba, de acuerdo con la distancia a donde esta debía ser enviada.
Había cartas que duraban muchos días en llegar, incluso meses, así como había otras que nunca llegaban. Recuerdo que mis hermanos cuando vivían lejos de casa, y era Navidad, les escribían a mamá y les mandaban algo de dinero para los gastos propios de la fecha.
Yo tengo 50 años, y tuve la oportunidad de enviar y de recibir cartas. De hecho conservo un sobre de una carta que recibí de un amigo que se había ido de Carúpano para Caracas. En esta me contaba cómo había sido el viaje y cómo lo habían recibido en casa de su tía, que era el lugar donde iba a vivir, pues había sido seleccionado para estudiar la carrera de Medicina, en la Universidad Central de Venezuela.
Me permito hablarles de algunas cartas que he recibido y que aún tengo en mi poder. Esta fue una carta que me envió mi novio de adolescencia, que se encontraba estudiando en Puerto Ordaz, mientras yo estaba en Cumaná. Me la envió con un amigo suyo que iba a una competencia de fútbol en Cumaná.
La relación se terminó en el año 1992. Sin embargo, los momentos más gratos compartidos con él, los viví a través de esas cartas en las que nos jurábamos "amor eterno". Luego de él tuve otra relación amorosa, hasta que llegó Carlos, quien aún es mi actual pareja.
Mi relación con Carlos siempre ha estado acompañada de cartas, poemas y notas breves. El 15 de enero, Carlos y yo cumpliremos 29 años de convivencia. Actualmente, él vive en Caracas, por cuestiones laborales; y yo, en Carúpano, porque aún no me he jubilado. Pese a la dfistancia, constantemente nos escribimos mensajes y nos llamamos.
Para el momento en el que Carlos escribió la carta, yo tenía 22 años; y él 39. Ha cumplido su promesa, me ha dejado ser; los dos hemos aprendido a estar juntos respetando nuestros propios ritmos. A veces, yo camino rápido; y él sigue mis pasos sin prisa. En otras ocasiones, yo me dejo llevar de su mano. ¿No es acaso eso el amor?
Esa primera carta tiene 28 años, va a cumplir 29. Él la escribió en una máquina electrónica marca Olivetti, con la que escribió muchos de sus cuentos.
Para mí, las cartas eran y son expresión viva de sentimientos.
Me despido de ustedes, deseándoles un año de salud, prosperidad, dinero y amor.
Me encantaría invitar a mis amigos @yonaikerurso, @tocho2 y @mariami. Aquí la información: @patjewell/contest-and-winners-choices-what-will-it-be-39