SEC-S10W5: My story of losing a precious thing || Mi historia de pérdida de un bien preciado

Una vez tuve una experiencia que me hizo llevar un gran susto con la perdida de un objeto, cabe decir que no fue la primera vez que perdí un objeto valioso. En un par de ocasiones extravie mi billetera, la primera vez de adolescente que me valió un regaño de mis padres y la segunda de adulto. Esa vez si fue doloroso pues aparte de dinero, tenía varios documentos personales que tuve que volver a renovar y varias fotos de mis sobrinos cuando estaban chicos que no pude recuperar. Esto fue lo que mas me dolio de esa perdida.

Pero la pérdida del objeto que les quiero contar no fue hace tanto tiempo, pero tiene su anécdota, pues fue en un momento de algunas dificultades económicas. Había salido de baja del cuerpo de policía donde trabajé varios años para ganarme la vida de forma independiente ejerciendo la fisioterapia asociándose con un profesor de la universidad.

En ese entonces yo usaba un teléfono móvil Blackberry muy de moda en esa época, que me había costado un poco comprarlo pero lo necesitaba para poder comunicarme con mis clientes, pues su moda era tan arraigada en ese entonces que casi todo el mundo usaba esa marca, la cual tenia ciertas particularidades, aun habiendo mejores equipos en el mercado.

En la clínica donde ejercía era obligatorio el uso del uniforme y para no conflictuar con los asociados, me iba uniformado desde la casa. Era incomodo, pues después de pasar años usando uniformes tácticos que son relativamente pesados, usar un uniforme de fisioterapia era como salir a la calle en pijamas. Acostumbraba a cargar el teléfono en el bolsillo, pues mientras iba camino al trabajo los clientes me llamaban para confirmar sus citas.

Un dia venia muy cansado de trabajar en el transporte de regreso a casa, ya al final de la tarde no recibía casi llamadas por lo que no estaba pendiente del dispositivo. Llegue a la casa y cuando comienzo a quitarme la ropa me doy cuenta que no tengo el teléfono en el bolsillo. Entre en crisis, en ese momento solo se me ocurrió pensar en qué forma iba a comprar uno nuevo, pues no tenia dinero y seguramente ya alguien lo había encontrado y se lo apropió.

Respire y mantuve la calma, decidí ser positivo y pensar que algún alma noble lo había encontrado y solo esperaba una llamada para devolverlo, así que tome el teléfono de casa y comencé a llamar al celular, el cual repicaba sin que nadie lo respondiera. Pensé en que eso era una evidente señal de que nadie lo había encontrado, por lo que me puse a pensar donde pude haberlo extraviado. Repase mentalmente mi recorrido desde la salida de la clínica y hasta donde recuerdo siempre tuve el teléfono encima, hasta el momento de subir al autobús que me llevaba a casa.

Me puse un suéter y salí hacia la terminal de pasajeros que no estaba muy lejos de mi casa, a pocos metros de la parada los autobuses esperan para volver a realizar el recorrido, si tenia suerte y lograba dar con la unidad en la que había llegado antes que volviera a salir, tal vez tendría la posibilidad de hallar mi teléfono.

Por unos detalles reconocí el autobús que me trajo a casa, estaba abierto y vacío, el conductor estaría por ahí cerca esperando nuevamente la salida, subí y salude y al no obtener respuesta fui directo al asiento que ocupe en el viaje. Lleno de asombro, pero a la vez de alivio, vi mi teléfono en la orilla interior del asiento, con la luz titilando por mis llamadas perdidas. Sentí que me volvió el alma al cuerpo.

Concluí que al no estar acostumbrado a vestir con ropa tan ligera no me percate cuando el teléfono se salio de mi bolsillo, comencé a usar de nuevo mi ropa de diario para ir a trabajar y me cambiaba en la clínica para evitar nuevos incidentes en el futuro. Eso me trajo algunos inconvenientes con mis asociados, que querían imponerme reglas de vestimenta, pero a veces por intentar complacer a los demás terminas perjudicandote tu mismo.