El 18 de diciembre se celebra el Día Internacional del Migrante, una oportunidad propicia para expresar nuestras opiniones en torno a este interesante tema...
Imagen modificada en PowerPoint/ F/ F
Despidiendo familiares en el aeropuerto/ Imagen propia
La razón principal para migrar es la búsqueda de oportunidades para vivir mejor. Cuando las condiciones de ese lugar en que residimos se tornan tan difíciles que hasta para satisfacer las más básicas necesidades nos tropezamos con las más arduas calamidades, buscamos desesperadamente soluciones. Si no las encontramos y todos nuestros esfuerzos parecieran ser inútiles, entonces consideramos trasladarnos a un destino en el que existan esperanzas de encontrar la existencia con que soñamos.
Es una reacción natural del ser humano, siempre hemos buscado evolucionar, mejorar a medida que nos preparamos y laboramos con ahínco para lograrlo. Las personas que son responsables consigo mismas y con todos quienes les rodean, por supuesto, realizarán lo que se encuentre a su alcance para salir adelante.
Nietos en el extranjero/ Imagen propia
Nunca he migrado, pero mi hija, su esposo y mis dos nietos hacen ya casi cinco años que se marcharon de Venezuela. Fue un duro golpe sentir esa ausencia que no pueden remediar ni siquiera las más sofisticadas redes de comunicaciones. Es imposible evitar esa melancólica tristeza de observar cómo esos niños crecen, cambian su fisonomía y hasta su trato, mientras que la distancia nos impide abrazarlos, jugar con ellos, aconsejarlos y complacerlos como es habitual que hagan los abuelos.
Una hermana, junto a sus dos hijos y otros tantos nietos, también se marcharon al extranjero el año pasado; igualmente están fuera de nuestro país siete sobrinos más que se encuentran desperdigados por Estados Unidos y casi toda Latinoamérica. Las felicitaciones personales del último año nuevo en la familia, por ejemplo, estuvo circunscrita a un reducido número de personas.
El mayor reto de un migrante es dejar atrás la familia, la tierra y los amigos, todas esas querencias que conformaron su manera de sentir, de disfrutar, de enfrentar la vida. En su nuevo destino, por otra parte, debe adaptarse, quizás, a una cultura diferente, a otros modos de comportamiento que, si no es capaz de asimilar, puede convertirse en un serio problema para su cotidiana socialización.
Nostalgia por la patria/ Imagen propia
Es probable también que, por ser extranjero, se tope con acentuadas manifestaciones de discriminación por parte de quienes, por hallarse en su suelo, se sientan con el derecho de despreciar al que llega de otras tierras dispuesto a trabajar. Cabe destacar igualmente que, durante los primeros tiempos, la vida del migrante suele ser muy dura, ya que la consecución de un empleo puede tornarse difícil y se hace imprescindible laborar en cualquier oficio para subsistir…
Estos y otros desafíos puede enfrentar el migrante y solo su inquebrantable capacidad y su fe por sortear las adversidades le permitirán transitar por los senderos de la prosperidad.
El migrante es una esperanza que quiere florecer en la tierra que ha elegido. Esta consigna pretende enfatizar que quien abandona su patria está dispuesto a realizar cualquier sacrificio, a vencer cualquier obstáculo, para alcanzar la estabilidad que salió a buscar. Y ese denuedo por hallar una forma de progreso contribuye, a la vez, a engrandecer la tierra que escogió para hacer realidad sus sueños.
El trabajo productivo y creador tanto de los oriundos de una nación como de aquellos que llegan de otras latitudes buscando las posibilidades de una mejor vida solo fomentará el progreso en esa tierra elegida por el migrante.
Invito a los amigos:
@mini80,
@yelitzac y
@venturabogarin
Nota: La primera imagen fue tomada con la cámara del teléfono móvil, modelo: Samsung SM-A135M, las otras fueron enviadas a través de Whatsapp desde Argentina,