Tengo ya un tiempo viendo como miras lo que está detrás del cristal, tengo días queriendo preguntarte algo, y como ya no estoy en edad de quedarme sin hacer lo que quiero hacer, lo haré.
¿Cuándo saltaras?
¿A dónde?
Al océano… siempre veo que miras la altura de este cristal, mides, calculas, pero no te animas. ¿Qué te detiene hacerlo?
Sorprendida por tanta observación hacia mí, le respondí…
¡Sí, tienes razón… pero! ¿Estas dispuesta a no saber qué pasaría si saltas? ¿si de pronto el frio te gusta?
No lo sé
¿y si esos depredadores a los que le temes, quizás no existen?
Tengo muchos años aquí, y por miedo a exactamente todo lo que tu dijiste no lo hice, pero sabes una cosa, hoy me arrepiento. Aquí dentro de este cristal, tengo comida segura y el clima perfecto, dependo ciegamente de los mortales, esos que no saben mas que respirar, comer y dormir, ellos cuidaron de mí, pero, yo nunca sentí, nunca me atreví, y el único sentimiento que siento es el de la frustración. No se que es correr por mi vida, no sé que es buscar mi comida, ni siquiera sé que es trazarme una meta, fracasar o triunfar, no podría nunca describir la felicidad, pues es que nunca sentí nada, ni siquiera tristeza. Ahhh recuerdo que un día sentí miedo, y decidí quedarme… y mira, esto fue mi condena…
¿Por qué me dice todo esto a mí, hoy?
Quizás la pregunta no sea el ¿por qué?, quizás sea un ¿para qué?
¿Para qué me dices esto a mí?
Para que te veas en un espejo, hoy después de tantos años, de ver lo mismo y tener lo mismo me arrepiento de no haber saltado cuando podía.
¿Por qué no lo haces ahorita? lo podríamos intentar juntos
¿Cuál?
Jaja… ¿Qué hubiese pasado si ese día que él me hablo, habría saltado?
¿Y qué te respondes?
¡Te hubieses sentido Vivo!
Y es así, aquí sigo, ¡viviendo y sintiendo… Gracias!