Mientras el primo regresaba por el dinero el se quedó esperándolo en una calle un poco más segura, ahí espero sentado en la acera por más de varias horas y su primo no llegaba.
Al mismo tiempo que esperaba por su primo, hubo un apagón y toda la ciudad quedó a obscura, el lugar quedó solo, todos los que andaban por el sector se fueron y al ver que su primo no llegaba, el joven decidió regresar también a la casa, pero como era nuevo en el sector, se perdió y de paso el teléfono se le apagó, pues se quedó sin batería.
Totalmente incomunicado, se sentó a pensar que haría, mientras observaba su teléfono, sin saber que hacer, empezó a escuchar desde el lugar a cierta distancia unas detonaciones era un enfrentamiento, una ráfaga de disparos, al observar las ráfagas de luz de las detonaciones, muy asustado buscó refugio en los alrededores del lugar, cuando se acercó a una casa para pedir ayuda, en la puerta se le aparecieron dos gatos negros que mauyaban muy escandalosamente.
El hombre despavorido salió corriendo mientras escuchaba detrás de él un grupo de gente que lo perseguían, y los gritos de una mujer parecida a la sayona, el joven corría y corría y mientras más corría más cerca sentía que lo perseguían, muy fuerte escuchaba los gritos tenebrosos de aquella mujer que lo espantaba.
Cuando se sintió asediado que casi lo atrapan pego un grito tan fuerte que salieron algunos vecinos del sector a socorrerlo, un señor al mirarlo tan asustado lo auxilio y le permitió quedarse aquella noche en su casa.
El muchacho no durmió en toda la noche y cuando pudo cargar su teléfono se comunicó con su primo, quien fue en su rescate.
Aquel hombre estaba pálido y tan impactado con lo que vivió que no podía ni hablar, luego de llegar a casa y tomar un calmante, pudo contar lo que le sucedió. Todos quedaron impresionados por aquellos hechos.