Eso es lo que me sucede cuando miro las fotografías de mi padre, mucha felicidad, mucha alegría, mucha calma, pero desde su partida sus fotografías se han vuelto una espada de doble filo, ahora siento nostalgia, melancolía y aflicción también.
Muy pocas veces viaje de paseo con él, pero los recuerdo tan vívidamente como si hubiera sido ayer; yo era niña, inocente de las pesadumbres de la vida, siempre feliz sin saber porqué, él era un hombre enamorado de su familia, satisfecho con lo que tenía, siempre buscando sacarme una sonrisa, hasta aun estando en su lecho de muerte.
Mi papá dando un chapuzón
Fotografía que participa en el concurso:
La siguiente foto aunque parezca simple tiene mucho para decir. Podemos ver a mi padre listo para sacarme del agua y no dejar que me ahogara después de haber saltado de un risco a pesar de no saber nadar pero segura de que él estaba allí para no dejar que algo malo pasara; él siempre se mostró de la misma manera durante toda mi vida, él siempre estuvo listo para sostenerme en cualquier dificultad, para apoyarme en mis planes, para hacerme sentir resguardada y segura para conseguir todo lo que yo quisiera. No tenerlo ahora, es como caminar sobre una cuerda floja.
Atrapada bajo el agua, segura en sus manos.
Todas las fotografías pertenecen al albúm familiar, yo tenía alrededor de 6 años de edad y todas son parte de un mismo viaje a un pueblito llamado Patanemo en Puerto Cabello, Carabobo - Venezuela.
Gracias por leer mi participación.
¡Hasta pronto!