Hola apreciados amigos. Hoy me tocaba ir a trabajar, sigo con el horario especial motivado a la pandemia. A las 4:30 am sonó la alarma del despertador y con más flojera que encanto me levanté de la cama. Me dirigí al baño para el aseo personal y de allí, directo a la cocina a preparar mi inseparable café. Suelo despertarme temprano para disponer de 40 minutos para revisar las noticias antes de salir de la casa. A las 6:00 am ya iba camino a la casa de mi mamá a preparar desayuno (Seguimos sin gas). La luna aún no se despedía en su totalidad… la naturaleza y sus cosas.
Ya en casa de mi mamá, me dispuse a preparar mi desayuno y dejar adelantado el del resto de la familia. No me gusta hacer esperar a nadie así que tampoco me gusta que me dejen esperando… Se supone que a las 7:00 am el transporte me pasa buscando pero ya se acercaban las 8:00 am y aún no me pasaron buscando, así que ya a las 8:30 llamé al Coordinador preguntando y me dijo que estaban en cola para abastecer combustible. Que tal vez no me buscarían. Para los que tal vez se preguntan: En Venezuela hay empresas del Estado que tienen un compromiso con realizar el transporte a su personal, y en esta época de pandemia, cuarentena con mayor razón. Si no nos pasan buscando, simplemente no asistimos al trabajo.
Así que regresé a mi casa a cambiarme el uniforme y ponerme algo más cómodo mientras pensaba en la Sra Teresa.
La Sra Teresa es una anciana de 85 años de edad sobreviviente de cáncer de seno, el cuál le fue detectado cuándo tenía 72 años. Una mujer de escasos recursos económicos y quien ha realizado todo tipo de trabajos domésticos. Creo que conocemos a la Sra Teresa desde hace 20 años. Ella limpiaba las calles y avenidas en una cooperativa de la municipalidad en ese momento. Viuda, con una hija y cuatro nietos quienes compartían una misma casa. La casa que le compró su difunto esposo.
Logró ser operada en su momento y nunca necesitó ni radio ni quimioterapia, pero desde ese tiempo para acá más nunca se le hizo seguimiento a su salud. Hasta los momentos no ha presentado, aparentemente, ningún otro síntoma al respecto.
Por motivos religiosos, dos de sus nietos se fueron del país aproximadamente 3 años para cumplir con sus servicios. Se quedaron las otras dos nietas y la hija.
La Sra Teresa es de carácter duro… de poca sonrisa… pero siempre dispuesta a trabajar. Trabajó en varias casa de familia incluyendo de unas primas y en la nuestra. Más que una trabajadora, era parte de la familia. Siempre se le ha dado ese trato de familia.
Aproximadamente hace 2 años y medio, la hija y sus otras dos nietas se fueron de la casa también dejando a la Sra Teresa sola… totalmente sola. Debo confesar que desconozco los motivos que tuvo la hija para irse y dejarla sola… pero me pregunto: ¿Por qué dejamos solos a nuestros ancianos?
Ella tiene familia en la ciudad, unas primas y sobrinas… pero no se comunican ni responden los mensajes.
Y me pasa por la mente: ¿Existe alguna razón tan poderosa para abandonar a un anciano a su suerte?
La Sra Teresa sufre las mismas calamidades que todos los venezolanos: No tiene gas por lo que debe preparar sus alimentos en fogón. Depende de la pensión y bonos que el Gobierno otorga a través del Sistema de Misiones y Carné de La Patria. Algunos vecinos le apoyan llevando algo para que desayune o almuerce. La iglesia a la cual asiste, afortunadamente le apoya con una caja de comida medianamente resuelta cada cierto tiempo. Gracias a Dios por eso…
Actualmente está quebrantada de salud, presenta “arenilla en los riñones” por lo que la fiebre y los dolores le aturde.
Pero ella es terca… o no se si es que es orgullosa… no quiere dejar su casa sola e irse a otra casa hasta que se mejore… he hablado con ella para que se quede en mi casa aunque sea unos días… otra vecina también le puso su casa a la orden, pero no acepta.
Así como es de pocas sonrisas… es dura para demostrar sus sentimientos, pocas veces la he visto llorar… tal vez de frustración, decepción,tristeza, de soledad…
Todos tenemos compromisos, problemas, responsabilidades… pero no dejo de pensar que ella está todas las noches sola en su casa.
Y vuelvo y me pregunto: ¿Por qué dejar a su suerte a nuestros ancianos? Todos deseamos y esperamos llegar a ser anciano. He visto a muchos ancianos abandonados, olvidados por sus familiares directos.
Gracias a Dios quedan algunos vecinos dispuestos a colaborar.
No todas las familias son perfectas. Siempre hay problemas internos… diferencias personales, de carácter… Solemos pelear o discutir con nuestros padres, con nuestros hermanos, con nuestros hijos… pero siempre debemos reconciliarnos.
Las fotos son de mi propiedad