Feliz de celebrar los primeros siete meses de vida de mi bebé, también poder hacer el esfuerzo para mejorar su calidad de vida, un sábado que estuvo cargado hasta de ensayo y organización de unos quince años, ¡mejor sigue acompañando mis líneas!.
La compra de este día la defino como lo que quería, lo que había y lo que podía comprar.
Mi día comenzó desde temprano, Ronniel no quería seguir durmiendo, a pesar de estar a mi lado, el día anterior cancelaron el bono de guerra económica por un monto de 30$, por ello ya tenía planificado salir al centro de la ciudad.
Después de salvar mi desayuno de las mano del bebé porque gateo por primera vez y super rápido para agarrar el pan, comí rápido y sabroso, estuve lista, pero las horas iban avanzando y a las once apenas estaba esperando transporte público.
La primera parada fue un almacén de ventas, aunque iba por una colchoneta desvíe la atención por unos gaveteros, sus precios eran entre 90$ y 150$, entre 576.252 a 960.414 STEEM, así que deje de soñar por un momento y continúe mi búsqueda.
Entre en varias ventas, no tenían lo que yo buscaba, mi bebé iba bien agarrado en brazo izquierdo. Encontré un colchón para corral pero no lo veía del tamaño correcto, tenía mis medidas anotadas y mi metro listo para medir el producto, era más pequeño, su costo 15$, es decir 98.000 STEEM.
La iglesia estaba abierta, pase para agradecer a Dios por sus Bendiciones y pedir por la situación económica del país, especialmente por nuestros ingresos económicos, mi hijo se refresco y continuamos.
En un comercio que tengo agregados por WhatsApp tenían una colchoneta, lo primero que me dijo el dueño fue esa es la que buscas, es estándar para corral y le mostró uno como el de mi hijo, pero su costo no se ajustaba a lo que yo buscaba y al dinero que disponía para gastar, otros artículos me llamaron la atención, pero el dinero no alcanza para todo lo que mi bebé necesita.
El costo era de 20$, es decir 128.000 STEEM, aunque en mi cuenta tenía ese dinero, mi presupuesto era de 15$ porque debía pagar una deuda y comprar comida, la verdad que era el ideal porque traía plástico y tela.
Luego de pensar mucho, consultarlo con mi conciencia y hablando con mi hermana, me decidí, me dieron acceso al WiFi para entrar en mi cuenta bancaria y hacer un pago por 680.00 bolívares, me empacaron mi compra y fui directo a la parada de transporte, con mi niño en un brazo y el colchón agarrado del otro llevado encima de mi cabeza.
Llame a mi mamá para decirle que iba a casa de mi familia para poder ensayar a mi prima, el próximo sábado serían los quince años y necesitaba ensayarla, me recibieron con una taza de pasta, pan y refresco.
Mi bebé tenía muchos brazos para cargarlo, porque durmió muy poco; ensayamos la presentación, el tiempo de vals, el paso doble, pero luego comenzamos hablar sobre la decoración, así que antes de la fiesta se debe marcar con el espacio que va a quedar libre para los bailes.
En vista que mi esposo estaba en la cola de la gasolina, mi otro hijo con sus abuelos a las cuatro agarre rumbo a la casa, agotada y encontrándome en el camino que no había electricidad, me cambié y me fui a casa de mis suegros, mi pequeño estaba sudando pero tranquilo en su coche jugando.
Ronald me confirmó que ya había comido gracias al compadre, que no pasaría la noche en la estación de servicio, con emoción prepare dos arepas, calenté caraotas y cenamos con café con leche.
Lo espere para mostrarle la adquisición del día, pero quién allí dormiría no es adaptaba, despertaba mucho; mi amore apareció casi a las diez de la noche.
Confío en Dios, que todas las tribulaciones y situaciones que vivimos los Venezolanos diariamente, van a ser cambiadas por bendiciones y prosperidad, porque merecemos tener una mejor calidad de vida, para así poder darle a nuestros hijos lo mejor.