La verdad es que marzo me trató muy bien. Durante este mes hice algunas cosas de esas que, para nosotros los venezolanos, formaban hace tiempo parte de nuestra cotidianidad, pero que, debido a las razones que ya todos conocemos, se fueron borrando de nuestro día a día. De repente nos damos cuenta de que existían actividades llenas de sentimientos particulares, de sabores, de olores y de una catajarria de sensaciones que cuando los volvemos a encontrar, poseen la virtud de transportarnos hacia aquellos momentos de felicidad, de revivirnos algo que se encontraba dormido en nuestros recuerdos y se despierta para deleitarnos cuando encuentra los estímulos adecuados.
El ocho de marzo, por ejemplo, cumplió quince años la hija de una sobrina que desde el año pasado está viviendo en Barcelona y me invitaron, por supuesto, junto a mi querida esposa, para la celebración, que fue pospuesta para el sábado doce. Ese día lo vivimos como un reencuentro. Vino la mayor de mis hermanas, abuela de la cumpleañera, junto con su esposo y dos hijos. Como teníamos cierto tiempo sin vernos, ya que ni siquiera en diciembre pudimos encontrarnos, nos dedicamos, como en los viejos tiempos, a lo nuestro: a conversar y a bromear sin reparo, mientras disfrutábamos de unos güisquis que me supieron a gloria y de una serie de exquisitos pasapalos de cuyos sabores, por la falta de uso, la memoria se había olvidado de que los tenía etiquetados. En verdad fue una velada magnífica.
Annya, la quinceañera/ foto cedida al autor para este post.
El domingo de la semana siguiente, fue el cumpleaños de un cuñado, Luis Felipe. Unos días antes, su hijo había regresado de Colombia, quien para complacer a su padre que estaba anhelando desde hacía meses comerse una parrilla, decidió hacerle realidad su deseo, con la colaboración, además, de los hermanos del agasajado. Fue un compartir muy especial para todos, ya que extrañábamos aquel rito divino de sacar la parrillera, prender el carbón y escuchar el sonido inconfundible de la carne sobre las brasas convirtiéndose en un apetitoso bocado. Y para completar, calmábamos el calor intenso con unas cervezas bien frías.
Una buena pieza a la parrilla.
Con respecto al plano económico, que se trata a fin de cuentas del factor que rige nuestra existencia, la decisión, desde el alto gobierno, de mejorar, al fin, el sueldo mínimo de los venezolanos, nos proporcionó cierto alivio a los docentes universitarios; a pesar de que nos escamotearon, y esto es completamente cierto, un gran porcentaje de lo que en realidad debería ser nuestro salario. Sin embargo, el incompleto aumento sirvió para atrevernos a mirar otras opciones en nuestras compras acostumbradas y para soñar con que corregirán las inconsistencias en los cálculos de nuestros pagos. Ojalá que así sea.
Con mi esposa en los 15 años.
¿Y en Steemit? ¿Cómo me fue el mes de marzo en Steemit? No me puedo quejar. Resulté premiado en varios concursos y el voto booming no se ausentó por tanto tiempo de mi cuenta, como ha ocurrido en otras oportunidades. Los objetivos que me he propuesto para esta plataforma, por lo tanto, van bien encaminados. Pude aumentar mis Steem Power para este mes con la cantidad que había planificado y ya voy rumbo a los 1000 SP. Por lo demás, he seguido con mis publicaciones a buen ritmo y continúo disfrutando con lo que hago: escribir, leer, comentar y cultivar excelentes amistades en este universo maravilloso.
Invito a los amigos: @tahispadron, @haidee y @evagavilan. A todos los demás que deseen participar en este atractivo concurso, moderado por la amiga @anasuleidy, aqí les dejo el enlace: @anasuleidy/concurso-asi-me-trato-marzo
Nota: La publicación está configurada con el 15% para esta comunidad.