La necesidad de trabajar en equipo/ Viernes de Psicología

Debido al aislamiento obligatorio inducido por la persistencia del Covid-19, las actividades humanas, casi en su totalidad, tuvieron que adaptarse a esta nueva manera de percibir la realidad. Fue así como en los ámbitos estudiantiles y laborales, si consideramos dos factores esenciales de nuestra dinámica existencial, un gran contingente de personas se vio, de repente, en la necesidad de enfrentar sus quehaceres desde la exclusividad de los espacios hogareños.

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Quienes antes de la pandemia asistían, con cotidiana frecuencia, a los lugares donde socializaban, compartían y ejecutaban el papel que les correspondía, ahora se encontraban sujetos a las comunicaciones a través de internet y a cumplir con sus tareas desde un arbitrario recogimiento que les coartaba el imprescindible acercamiento entre los compañeros con los cuales compartían objetivos comunes.

Ya no era lo mismo. El trabajo en equipo, por ejemplo, se transformó en un proceso que se cumplía de manera desarticulada, cada quien realizaba la parte que de antemano se le había asignado y luego se enviaba para que conformara una totalidad que no representaba el esfuerzo compartido, la dinámica de sumar y confrontar conocimientos, apreciaciones y puntos de vista hasta alcanzar un resultado coherente y satisfactorio. Algo que, de acuerdo con la concepción de lo que representan estas actividades, se aleja mucho de su razón de ser, de las ventajas que se generan cuando se llevan a cabo de un modo más eficiente.

En efecto, el trabajo en equipo implica la necesidad de reunir un grupo de personas con el propósito de que cada individuo, desde sus particulares aptitudes, aporte sus conocimientos, sus destrezas y sus perspectivas, para lograr los objetivos que han sido planteados previamente u otros que surjan a medida que se avanza en la ejecución del proyecto. Para que esto se haga realidad es imprescindible que quienes formen parte del equipo comprendan la importancia de su cooperación para generar un clima de entendimiento, de colaboración, de organización, de constante reflexión constructiva, para que las posibles diferencias que suelen aparecer en las relaciones humanas no interfieran con el desarrollo armónico hacia el alcance de las metas fijadas.

Desde esta perspectiva, el trabajo en equipo representa una oportunidad para ofrecer y recibir aprendizajes y experiencias, a través de la interacción que se propicia entre las personas que lo conforman. El hecho de reunirse para llevar a cabo una tarea determinada, conlleva una serie de factores que beneficia el crecimiento individual ante una sociedad que exige constantes adaptaciones en su dinámico devenir. En el momento en que se comparten opiniones, se evalúan planes, se consideran diferentes metodologías, se establecen prioridades y se confrontan problemas de fáciles o difíciles soluciones, se está generando en cada personalidad un responsable compromiso con las aspiraciones del grupo, un sentido de pertenencia que le motiva a la implementación de su más significativo esfuerzo para alcanzar el éxito en el menor tiempo posible. Todo ello representa un compendio de vivencias que contribuye al íntegro crecimiento humano, una preparación invalorable para desenvolverse ante una realidad muchas veces impredecible.

En líneas generales, el trabajo en equipo no es más que el reflejo condensado del espíritu gregario presente en la condición humana desde tiempos inmemoriales. Siempre se ha dicho que unidos somos más efectivos, que las labores cuando se realizan en conjunto se tornan más fáciles y se realizan más rápido y con mayor efectividad. Por ello, las posibilidades de alcanzar los objetivos son mayores cuando un grupo de personas acuerda afrontar una tarea. Y los pequeños o grandes logros, el triunfo que depende de los aportes que individualmente anexamos a los demás, nos generan confianza en nuestro accionar, somos capaces de sentirnos autosuficientes, además de que nos ayudan a la sociabilización con nuestros semejantes.

Por fortuna, el temido Covid-19 ha perdido, aparentemente, la agresividad que mostró durante casi dos años continuos. Esto ha propiciado cierta normalidad en nuestra cotidiana existencia, lo cual significa que la preponderancia del verdadero trabajo en equipo volverá a tomar su rol dentro de nuestros quehaceres para continuar aportando sus bondades al crecimiento humano.




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