Otra vez estoy caminando por estas calles sin asfaltar. Estoy perdido, perdido en un lugar que aunque conozco, me desconoce por completo.

Me sienta fatal este clima, esta pesada atmosfera, este oxígeno es... Es nocivo. ¿Por qué? Si viajé por tanto tiempo tantos kilómetros de selva húmeda; si crucé el volcán de los aborígenes y el desierto árido. Anoche, después de orinar mis pantalones por ver las enormes patas de aquel oso acercándose, después de eso, vi las señales en el cielo mientras sollozaba a solas; se suponía que esas cosas indicarían la entrada a la ciudad de mi salvación, entonces, ¿Cómo...? ¡Seguí el mapa, maldita sea! ¿Por qué he regresado a este lóbrego lugar?

¿Acaso no funcionaba correctamente la manecilla de mi brújula? Pues, ¿En dónde está la tierra de las luces? ¿En dónde tanto augurio de paz fue a parar? Me prometieron sosiego; yo no quería lujos ni tesoros, yo, solo buscaba... Sosiego...

Y ahora mírenme, estoy caminando otra vez por estas calles polvorientas, perdido, en un lugar que aunque conozco, me desconoce por completo. Estoy bailando sobre las tumbas, por tanto, es un cementerio de sueños, un hueco inhabitable que alguna vez dejó una estrella roja al caer del firmamento.

A lo que más temo es a morir aquí, tan lejos de la paz, tan lejos de mis esperanzas y tan lejos de tu alcance.