Hola mi gente bella de Steem Venezuela. Si están preparados para un nuevo momento mágico en este lunes de escritura, les invito a leer esta historia que de seguro disfrutaran.
La pluma del abuelo
La mañana de aquel día toda la familia estaba reunida, pues de acuerdo a los médicos estas podrían ser las últimas horas del abuelo entre nosotros.
Cuando el médico salió de la habitación donde estaba el abuelo todos nos quedamos fijamente viéndolo y este solo nos dijo: “El Sr. Fernández, no ha tenido avances de mejoría, sigue delicado, ha manifestado querer ver a su nieta Carlas; si se encuentra aquí por favor hágala pasar hasta la habitación.
Todos me llamaron y me condujeron hasta la habitación donde estaba el abuelo y mi madre me dio indicaciones que aunque pasara lo que pasara no fuera a llorar frente a él para no entristecerlo más. Le prometí a mamá que así sería y entré a la habitación.
El abuelo, enseguida me saludó y me pidió que me acercara por lo que apresuré el paso y al estar junto a él, le pedí su bendición y lo abracé.
El abuelo me dijo entonces, “Ha llegado el momento de despedirnos y deseo hacerte un obsequio, pero quiero que me prometas que le harás el mejor uso posible para favorecer a tu familia y a todos tus semejantes”.
Entonces el abuelo me pidió que tomara de su cuello una vieja pluma que siempre traía consigo sujeta a su cadena de oro y me dijo: “Este bolígrafo es el mayor tesoro que he tenido, porque con él he escrito gran parte de mi historia de éxito a lo largo de mi vida. Lo que escribas con él sucederá pero nunca dejes que tu corazón se llene de avaricia porque perderá todo su poder.”
En ese momento entró la enfermera y me pidió que saliera porque debía suministrarle unos medicamentos al abuelo por lo que me despedí de él y le di las gracias por el regalo.
Cuando llegué a la casa busqué una hoja de papel y empecé a escribir confiando en lo que el abuelo me había dicho: “Mi mamá lloró de alegría porque el médico le dio la buena noticia de que mi abuelo había sanado milagrosamente”.
Escribiendo el deseo en el papel
Coloqué la hoja escrita al lado del altar que mi mamá tenía en su cuarto y cerrando los ojos pedí para que esto fuera cierto. Unos segundos más tarde sonó el teléfono y mi tía que me estaba acompañando pegó un grito de alegría diciendo: “No lo puedo creer, pero esto es un milagro, cómo que el abuelo ya se ha recuperado?”.
La tía me miró y me abrazó con mucha alegría diciéndome: “Nadie lo puede explicar, pero tu abuelo ha salido de peligro”.
Yo sabía que la pluma era la causante de aquel gran milagro, pero no podía decírselo a mi tía porque no me lo creería. Desde ese momento estuve ansiosa de ver nuevamente al abuelo para contarle lo ocurrido.
Esa misma tarde, el abuelo llegó con mamá y mis demás tíos y cuando me acerqué él me miró con ojos de picardía y complicidad y al abrazarlo me dijo al oído: “Veo que ya usaste la pluma y te lo agradezco, yo estaba resignado a irme pero estoy feliz de estar con ustedes nuevamente”.
Yo tomé la pluma y la puse en sus manos diciéndole: “Sé que me la has obsequiado y ella me concedió el mejor regalo que he podido desear, pero tu aún la necesitas a tu lado un tiempo más, luego te prometo que la volveré a heredar cuando sea el momento”.
El abuelo ya recuperado en casa
Lo cierto es que aun lleva su pluma colgada al cuello como esperando a escribir una nueva historia llena de mucha fortuna y felicidad.