¡Feliz y bendecido día para todos!
Al momento de hacer referencia a la depresión, no se puede dejar de enfocar que este trastorno hace acto de presencia cuando menos lo esperamos y al mismo tiempo, no entiende de estereotipos. En la actualidad hay estadísticas que determinan que dicha enfermedad afecta a 1, de cada 10 personas en el mundo y, entre las particularidades que más ha sorprendido es que, no hay una edad que se escape de pertenecer a estos números tan escandalosos.
Para cada etapa, la depresión se presenta con varias particularidades específicas sin embargo, el factor común que más domina es que, nos arrebata la alegría y ganas de vivir. Novedad que les puedo asegurar por experiencia propia es que, la depresión es una enfermedad mental muy severa y, nos incapacita rápidamente. Desde el primer momento que ella se instala en nuestra vida, cambia radical y drásticamente el estado de ánimo, conducta y pensamientos.
La depresión con facilidad nos hace sentir triste, desesperanzado, pasamos los días aislados y retraídos porque la mente se abolla con pensamientos de culpa. Cabe destacar que, cuando este trastorno es detectado rápidamente y, se cuenta con el tratamiento adecuado, la situación no se sale de control por ello, siempre hay que estar atentos ante las actitudes que pueda desarrollar alguien de nuestro entorno.
¿Cómo actúa la depresión en las diferentes edades?
Entre las diferentes etapas que vivimos, la que siempre guardamos con mucha añoranza y nos encantaría volver a vivir, es la infancia ya que, en esa fase nuestra vida es sencilla, no tenemos responsabilidades, todo es felicidad, jugamos diariamente y la risa reina constantemente. No obstante, esta no es la realidad que viven muchos niños porque, algunos enfrentan la depresión desde la infancia y en varios casos, el entorno donde se desenvuelven diariamente, no lo detectan.
Ahora bien, tengamos presente que, los síntomas que tiene la depresión infantil se suele confundir con un problema de conducta, problemas pasajeros o una enfermedad física. Más que todo porque, los niños no tienen la facultad de exteriorizar todo lo que pueden sentir. Estos pequeños ni siquiera comprenden lo que están sintiendo. La depresión en los niños se puede manifestar como un acto de mal humor o irritabilidad, y no con las típicas características de tristeza.
Siguiendo lo antes expuesto podemos complementar que, un niño deprimido tiende a mostrarse de manera crítica con el mismo, es apático y frecuentemente se aísla de todas las personas que hacen vida en su entorno. Con frecuencia y facilidad los adultos caen en el error de suponer que la actitud que tiene el menor de edad es por falta de disciplina, tiene timidez o es perezoso. En vista de esto, es indispensable observar, indagar y conversar la evolución que tienen ya que, es posible que en esa conducta se oculte algo de gravedad.
Con regularidad, los adolescentes deben enfrentar dificultades que se asemejan a la ausencia de compresión visto que, muchas veces el cambio de actitud se lo atribuyen a conductas de la adolescencia. Un joven deprimido experimenta sentimientos de frustración, tristeza y vacío. Ellos tienden a ser extremadamente sensibles e irritables al rechazo y frecuentemente, discuten con sus amigos y familiares.
El bajo rendimiento escolar, insomnio o estados de ánimo inestable, pocas veces son reconocidos por las personas del entorno y escasamente lo vinculan con síntomas de depresión porque, siempre lo relacionan con una simple conducta de adolescentes. Al sentir esta variedad de sensaciones, los jóvenes se llenan de temor y por esta razón, no piden ayuda.
Generalmente, el trastorno de la depresión es asociado en las personas que están viviendo su etapa adulta. Entre sus síntomas destaca el estado de ánimo bajo, dificultad para comer, dormir, no hay motivación y la persona se siente inútil. Para un adulto, puede llegar a ser complicado aceptar que están experimentando una etapa depresiva visto que, lamentablemente el tema de la salud mental continúa siendo estigmatizada.
Para conocer cómo está nuestro interior, hagamos lo posible de conectar con nosotros mismos porque de esta manera, vamos a poder detectar y descifrar todo tipo de pensamiento negativo o en su defecto, algún estado de ánimo bajo que se mantiene en el tiempo. No tengamos miedo de escuchar todas nuestras necesidades y es válido atrevernos a hacer cambios en nuestra vida, sin importar que sean muy drásticos ya que, en ciertos casos, la depresión es el fruto de dejarnos en segunda instancia.
Un anciano es muy vulnerable a la depresión. Ellos enfrentan numerosas pérdidas, bien sea de seres queridos, empleo, salud, amigos o nivel social. Para una persona que está en la tercera edad, es muy complicado asimilar en poco tiempo todos los cambios que tiene su vida y, si a esto se le suma que no tienen apoyo afectivo, su estado emocional se afecta con más fuerza.
La depresión en una persona de tercera edad se conoce como 'Depresión geriátrica' y, ella se manifiesta con dificultad de concentración, ánimo decaído, aislamiento progresivo y tienen descuido personal. Del mismo modo se complementa con la pérdida de peso, ansiedad y dolores físico.
Para concluir, independientemente de la edad que tengamos, recordemos que no estamos solos y hay esperanza. Hoy día existen muchas tratamientos de alta eficiencia que ayudan a superar la depresión, estos incluyen el aspecto psicológico y farmacológicos. Si por alguna u otra razón se lleva a perder el estado de ánimo, interés o fuerzas, no hay que dudar en pedir ayuda.
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La depresión según la edad
La depresión en distintas edades
¿Hay una edad específica para la depresión?
Las imágenes editadas en esta publicación fueron creadas por mi a través de Canva con excepción de las citadas.