Recomendo, mande la orden
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Ese día nunca lo olvidé: miércoles 02 de abril del año 1980. Yo tenía siete años y deseaba jugar con los niños grandes. Hacer lo que ellos hacían, correr sin parar por el medio de la calle, tocar los timbres de las casas de los vecinos en horas de la madrugada.
Ese día, Enriquito, que era el más grande y fuerte del grupo, me dijo:
-Hey, ¿quieres jugar recomendo?
Yo contesté inmediatamente que sí.
Todos hicieron una rueda. Enriquito habló con voz de rey:
-Recomendo.
Yo respondí: "Mande la orden"
-Ve a la casa de la señora Chica y grita: "Chica, eres una boa"; ellos te tienen que escuchar, porque si no serás castigado por todos nosotros.
Esta era la oportunidad que estaba esperando, así que salí corriendo para casa de la señora Chica, una mujer como de 70 años, muy respetada por todos los vecinos. Sus hijos parecían gorilas de dos metros.
En el silencio de la noche grité a todo pulmón:
"Chica eres una boa, uh, uh, uh, boa, boa, boa, ..."
Las luces de la casa de la señora Chica estaban apagadas, luego vi cuando un bombillo amarillo en la sala se encendió y salió Ricardo, el hijo mayor de la señora, que tenía cara de perro bravo.
Los muchachos, desde el poste de Santo Ramos, decían: "Grita la orden", y yo obedecí:
"Chica, eres una boa".
Dejé de ver las luces, los gritos de mis amigos eran ecos que se apagaban en la noche oscura. No supe qué pasó. Al otro día amanecí en el hospital y más nunca me dejaron salir a jugar.
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