Recuerdo vagamente entre dormida y despierta que posiblemente es lunes, estoy escuchando algo extraño en mi ventana –tic, tic, tic, tic-; pero yo sigo tratando de recordar que fecha es y para qué se supone que debería despertarme, suena el despertador del teléfono, pero sigo sin aclarar mi agenda mental, me di la vuelta por los típicos y peligrosísimos “5 minutos más pensando en seguir durmiendo, la “cosa rara” en la ventana sigue sonando, y decidí levantarme para ver, -estaba lloviendo suave-.

Al ver la lluvia fue que recordé a dónde iba, debía arreglarme para ir a “Píritu” aun con esta lluvia, entonces sin mucho apuro me arreglé y llamé por teléfono para confirmar que me esperarían. Mientras sobraban unos minutos, hice café y me desayuné con una “súper galleta de chocolate”, esto ha sido culpa del frío.

Cuando bajé para buscar el carro, comenzó justo a llover muy fuerte, y no me pareció correcto salir así, cancelé la reunión y subí a mi casa otra vez, pero al entrar se fue la electricidad, no podía pasarme otra cosa. No me quedó otra alternativa que esperar a ver que sucedía con “mi existencia”, con lluvia, sin electricidad, sin internet, sin café (se acabó), sin poder cocinar, sin señal. Pensé -¿será este el fin del mundo?-, y me recosté en el mueble unos minutos muy largos, pero cuando sentí que llovía con menos fuerza me atreví a salir de casa. .

Me fui a un taller “de calle” solo para revisar los amortiguadores nuevos que le había puesto la carro pero que estaban sonando como una “pandereta” y estaba ya “al borde” con el ruidito. Me gustó encontrar este lugar que está improvisado en una calle, me dio “buen feeling”, comenzamos a desarmar ambos lados, ruedas, copas y amortiguadores; esto se llevó mucho tiempo, no fue nada fácil pero se logró bajar cada pieza y encontramos la fuente del problema, ya yo sabía que eran las copas de las gomas pero al parecer decirle al diagnóstico a un mecánico es como “jaram”, es algo malo y nadie quería tocar eso, pero aquí los señores fueron directo al grano según mis indicaciones.

Encontramos que las gomas que tenía puestas eran pequeñas e inservibles, así que procedieron a fabricarme las gomas allí mismo, además se vulcanizó la copa y buje de uno de los amortiguadores; todo esto me llevó 4 horas de mi valioso tiempo: Me dieron ganas de llorar y no sabía por qué llorar primero, por la alegría de la solución, por el tiempo que invertí, por lo que pagué, por la lluvia que no había terminado, por no tener electricidad en mi casa aún, por el hambre, porque se me despegaron los zapatos, pero lo cierto es que ya estaba a punto de llorar, pero me fui hasta mi casa, y eso que estoy muy lejos.

Llegué a un lugar buscando a un zapatero para dejarle una botas pero estaba cerrado, me lo dijo el “gatico” que me atendió, si no me creen, vean la foto del minino, es la primera. De allí seguí a mi casa pero en el camino me compré 2 chocolates y al llegar a casa estaba comenzando a salir el sol. Ya en casa pedí un delivery de una hamburguesita para almorzar porque aún no llegaba la electricidad.

Mientras hago mi post del powerup (este) estoy comiendo cotufitas y ya tengo preparada la agenda de mañana, espero que no llueva, no se me pueden retrasar las cosas. Pero la ganancia del día fue que arreglé las gomas y erradiqué de este modo el bendito ruido que traía en los amortiguadores, con esto ya me siento más tranquila y en minutos me iré a dormir. Bye, Bye.

Todas las fotos son mías, tomadas con mi teléfono RCA-M1.