Irina. Tiempos de Guerra
Relatos ficticios|| Primera Parte
de Yrmaleza Alvarado
Un canto que solía ser de arrullo, hoy la madre de Irina lo entona con entrecortada voz, y una lágrima se congela en su mejilla. Todo el panorama imbuye esa inocente mirada, que no comprende porqué todo está tan gris, a qué se debe que no puedan esperar al desayuno para salir, si no que hay que correr para no perder el camión, que antes era surtidor de vegetales, y esta noche se convirtió en un transporte para la familia y otros amigos.
Irina no logró siquiera preguntar si podía llevar sus peluches, se tuvo que conformar con el oso que su padre a tientas le colocó entre los bracitos; y atrás quedó lo demás, consumido por una flama intensa que ella nunca antes había visto.
¿Qué estará pasando en este mundo de arcoíris en que Irina solía vivir? ¿Por qué papi y mami no dejan de cantar "él cuidará de mí", con esa absorta mirada, que en lugar de confianza parece de terror? La madre aprisiona contra su pecho a Irina, y, esta a su osito, repitiéndole una y otra vez "todo estará bien".
Dejan atrás la asfaltada calle, el humo y el ruido ensordecedor de aquella ciudad; en tanto que el camión comienza a dar tumbos pues el camino es muy disparejo. Irina, se duerme y comienza a soñar:
Irina: Tía Anna, ¿te volveré a ver? ¿Vendrás a visitarme?
Tía Anna:Iré a verte, pero tú también podrás volver a tu lugar, porque esto no durará para siempre.
Irina: ¿Y por qué esto tuvo que pasar?
Tía Anna:Verás, amor, las personas nunca están conformes con lo que tienen, quieren cada vez más, y hacen lo que sea para obtenerlo.
Irina: Pero ¿Ir contra sus hermanos? ¿Destruir lo que tanto le costó a su prójimo?
Tía Anna: Así actúan a veces, la ira no los deja ver lo que destruyen a su paso. Pero esto no durará por mucho tiempo.
Irina: ¿Cómo estás tan segura? ¿Cómo puedo saber que te veré otra ves en nuestro mundo de luz?
Tía Anna: Porque Él cuida de nosotros, poderoso nos librará con su mano de justicia, no permitirá que sus hijos perezcan, si no que nos dará la victoria, y nos llevará a un lugar seguro mientras esto pase. ¡Debes confiar!
Irina: Pero tía ¿Quién es él? ¿A caso lo he visto?
Tía Anna: Lo verás, lo reconocerás, y al encontrarnos otra vez, me contarás de cómo su poder te libró a ti y a toda tu familia. ¡Nos volveremos a ver! ¡Él cuidará de ti!
Irina sonríe entredormida, y su madre sigue tarareando: "El cuidará de mí". Abre sus expresivos ojos grisáceos, y mira a su mamá, colocando su manito izquierda sobre su fría mejilla, con intención de enjugar esa congelada lágrima; con la otra sostiene a su oso de peluche. Y con vocecita cantarina típica en ella expresa:
¡Mami, él cuidará de nosotros!
La madre sonríe, y la luz del sol se cuela tras el techo de aquel camión. Amaneció, y el padre de Irina dice entusiasta: "Hemos llegado". ¡Bajemos ya! ¡Estaremos bien!
Este relato continuará...
Nota de la autora:
Son tiempos muy duros los que padecen nuestros hermanos ucranianos. No dejemos de orar por ellos; y en las oraciones incluyamos la figura de la niñez y lo que ellos, siendo los más inocentes de la ecuación (guerra humana), están teniendo que afrontar. ¡Que esto cese pronto! ¡Que las secuelas sean mínimas en sus personalidades en formación! ¡Que un rayito de fe le abrace en estos duros tiempos de guerra!
Con amor,
Yrma
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