Continuamos con la serie de Dobuú la hormiga, hoy con un cuento para que los más pequeños aprendan que nuestras acciones le dicen a los demás mucho de nosotros.
Dobuú la hormiga "El Sr. Peper"
EL BOSQUE de Sougal es un lugar hermoso y tranquilo. Habitado por amables y agradecidas criaturas. Beco la rana, Mong el escarabajo, Sandi la abeja y el alegre Dobuú.
Dobuú era una pequeña hormiga llena de vida y alegría, vivía en el hormiguero más grande de todo Sougal. Una mañana todas las hormigas estaban muy atareadas. Se aproximaba el invierno y la lluvia suele causar algunos problemas en el hormiguero. Se estaban construyendo nuevos túneles, por lo que todas las obreras, incluido Dobuú, tenían que presentarse al trabajo.
—¿Qué haces allí escondido Dobuú? —preguntó Sandi la abeja.
—No estoy escondido, solo veo los trabajos discretamente —respondió la hormiga cubriéndose con unas hojas.
—¿No se supone que tu deberías estar ayudando también?
—Si… no… bueno, parece que no les hace falta mi presencia —se excusó Dobuú.
—A mí me parece que sí. ¿No tienes ganas de trabajar? —pregunto dulcemente Sandi.
—A quien engaño, sí, me estoy escondiendo. Hoy solo quiero divertirme o descansar pero Bemer, el capataz, dice que hay que construir más túneles porque pronto llegarán las lluvias.
—Ustedes las hormigas siempre trabajan muy duro antes del invierno. Sus labores son muy necesarias para proteger su casa de las inundaciones. Además pronto comenzarán a mudar las crías a lugares más secos, es necesario que ayudes Dobuú. No seas perezoso. —le recomendó la abeja Sandi y se retiró volando a buscar néctar.
Dobuú respetaba mucho a Sandi, pero hoy no estaba dispuesto a ser obediente, así que fue al otro lado del lago, cerca de la montaña de rocas, donde Bemer no pudiera encontrarlo. Una vez allí se recostó sobre una hoja para pasarlo bien y se topó con un visitante algo peculiar.
—¡Hola amiguito! Te vez muy cómodo allí ¿puedo subir a esa hoja y descansar como tú? —preguntó el desconocido.
—¿Pero quién es usted? Yo no lo conozco —replicó Dobuú extrañado.
—Ah pero eso se puede arreglar ahora mismo. Me llamo Peper, el abejorro más divertido de todo Sougal. Seguro has escuchado de mí pequeñín.
—Pues realmente no, primera vez que oigo su nombre —aseguró la hormiga.
—Pues me extraña, yo soy muy popular en el bosque. Pero no importa eso, solo voy a recostarme un poco aquí y luego seguiré mi camino.
Peper el abejorro se recostó sobre una de las rocas, y comenzó a dormir haciendo ruidos muy fuertes y desagradables. Ciertamente era muy conocido en el bosque, solo que no era popular por ser divertido como él creía. Una avispa pasó volando por el sitio y al verlo le gritó:
—¡Vaya! ¿Pero que tenemos aquí? El abejorro más holgazán de todo el bosque de Sougal. ¡Peper el perezoso! Despierta vago, tu sola presencia afea el paisaje.
—¿Pero qué dices abusador? Estás insultando al gran Peper, ya te enseñaré a respetar —respondió enfadado el abejorro.
—¿Me enseñarás tu a mí? Eso me gustaría verlo. Apuesto mis alas a que no tienes ánimo de levantarte siquiera, insecto desvergonzado —dijo la avispa siguiendo su camino.
Dobuú escuchaba la discusión sin atreverse a preguntar nada, pero no entendía por qué la avispa tenía tan mal concepto del abejorro Peper.
—No hagas caso de esas tonterías amiguito, hay criaturas muy mal educadas, que envidian la clase y categoría que tiene este servidor —dijo Peper a Dobuú recostándose de nuevo.
Un saltamontes también llegó al sitio y al ver al abejorro exclamó en tono de burla:
—¡Miren que piedra tan fea! Oh disculpen, no se trata de una piedra, es solo Peper el holgazán. Oye Peper ya se acerca el invierno, supongo que estás muy dormido allí porque ya terminaste de preparar tu refugio ¿No?.
—Lo que yo haga no es problema suyo saltamontes entrometido. Siga su camino y déjeme en paz —reclamó el abejorro furioso.
El saltamontes se fue riendo a carcajadas y Dobuú no cabía en su asombro al ver que otro visitante más pasaba a burlarse de Peper. El abejorro parecía estar acostumbrado, pues solo daba media vuelta y seguía recostado.
Mong el escarabajo estaba pasando por aquel lugar y al ver a Dobuú se acercó a saludarlo.
—¡Hola Dobuú! ¿Qué haces sobre esa hoja amigo mío? ¿No deberías estar trabajando con tus compañeras hormigas?
Peper intervino en la conversación y antes que Dobuú pudiera responder dijo:
—¿Pero quien habla de trabajo a esta hora? Oh pero si es el señor Mong. Mis respetos para usted. Creo que yo mejor me voy a descansar a otro sitio. Este lugar es muy bullicioso. Adiós.
Dobuú aún estaba algo confundido así que le preguntó a Mong:
—¿Conoces a ese abejorro?
—Claro que si Dobuú, todos lo conocen por aquí. Es Peper, el holga… bueno, solo Peper
—Pasó por aquí una avispa y también un saltamontes y se burlaron de él diciendo que es un perezoso. A mí me pareció que no le gusta trabajar.
—Pues esa es una fama que el mismo se ha labrado. Nunca hace tareas como los demás. Solo quiere descansar y dormir. Por eso algunos lo critican y se burlan de él. Pero no quiero que tú hagas eso, debemos ser respetuosos siempre. Ahora dime ¿Qué haces aquí?
—Debo confesar que estoy escondiéndome de Bemer el capataz de las hormigas. Hoy tenemos mucho trabajo en el hormiguero por causa del invierno y las lluvias, pero yo no quería ayudar. Pero ahora que conocí al señor Peper, creo que mejor me voy corriendo al hormiguero a cavar túneles. No quiero que digan que soy holgazán y perezoso.
—Bien por ti Dobuú.
La hormiga ayudó en todas las tareas a partir de entonces. Cargando túneles, transportando crías y recolectando semillas; aprendió que todo tiene su momento apropiado y que cuando se acerca el invierno no es tiempo de descansar sino de trabajar arduamente.
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