NARRACIÓN - REFLEXIÓN (Miedo a la separación)
El ácido láctico quema —mi respiración se acelera—, ya no puedo más y debo detenerme; pienso a dónde voy después de correr unos 15 minutos dentro del mismo campo, ¿de que puedo estar huyendo? Cuando es el mismo círculo lo que me rodea, y la frustración y la soledad me consumen —las reconozco bien—, aun tiene el paso más rápido que yo.
Todos se han ido, tenía una amiga que era más mi hermana, pero también se fue; la vida parece tan simple y volátil cuando la separación establece una brecha cada vez más marcada y tajante al sentido. La mayoría de los que conozco ya no están aquí y mi sentido del tiempo es cada vez más acelerado y siento que me lleva a rastras.
Los fines de semana eran mis días favoritos, siempre había algo divertido para hacer, a veces una simple comida entre amigos después del trabajo; cuando el tráfico y los problemas no tenían importancia hasta el lunes —la separación es dura—; cuando te das cuenta que no te completas tu solo y que muchas partes se juntan con los que amas.
Ha pasado por mi mente el miedo del abandono y la pérdida pero, ¿que realmente es sentir eso? —Doy un paso y siento que ya pasaron años por mi cerebro—. La soledad es buena cuando disfrutas su silencio por unos momentos, pero, realmente ahora, en estos momentos, me siento exageradamente sola, y lo peor es que la costumbre y la monotonía empiezan a instalarse cuando países diferentes nos separan a todos.
En 100 metros de distancia me he encontrado a mí misma, al ver mis zapatos empolvados y un camino lleno de hierba nada admirable —trae un pensamiento—; el camino puede ser tan horrible a veces y vuelve una llamada insuficiente y una foto vacía.
Vuelvo a casa bajo la lluvia fría, siempre me ha estresado la lluvia cuando estoy en la calle; la falta de control me descontrola a mí, me desequilibra, pero me exijo a mi misma obligarme a caminar bajo la lluvia sin juzgar al cielo por llorar, tal vez llora conmigo, y es su manera de mostrarme compasión de lo alto; Dios está allí… o eso es lo que creo; a este punto nada me importa —dos conocidos me saludan del otro lado de la calle— esto es parte de la psicología, de aceptar la realidad y lo que se presenta sin entrar en un caos interno. Alguien dijo que el “hoy” es lo más preciado cuando muchos piden un día más ¡solo un día más!
La amistad es una bendición —eso me lo dijo mi querida Amelia—, y lo mejor de todo es que reconozco el sentimiento, me encontré a mi misma en el “hoy” y en él “un día más”, el amanecer llega todos los días y pocas veces lo he visto pero sigue estando allí, me encontré; me mostró el resplandor de una risa, de un abrazo, de una foto, de un chiste y de un te quiero.
Me halle y redescubrí… encontré esa tierra inexplorada del alma y lo que me han dejado los que se fueron, los que se quedaron y los que llegaron; me encontré en un lienzo en blanco y un sentimiento, me sentí viva en el don de mis manos, ciertamente afortunada en las experiencias pasadas… verdaderamente real.
Las fotos son propias.
Descripción: Cerro el Cafe-Municipio Naguanagua,Venezuela.
Cámara SAMSUNG HD 16.1 MP
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