Hola compañeros de Steemit. Mi relato trata de un acontecimiento en mi vida. Aunque sucedió en el mes 11, haré la adaptación a la consigna tema de la semana y proyectaré la relación que, entre un hecho y otro, creo, nos demuestra que la vida es un compendio de casualidades y causalidades.
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"110901: Unos van y otros vienen. Ley universal de causa-efecto".
Aquella dulce mañana, martes, 11 de septiembre del año 2001(11.09.01), me levanté muy temprano, pletórica de felicidad, pues iba a la clínica a dar a luz a mi tercer hijo o hija. No quise saber el sexo previamente, pues anhelaba que fuese una hembra; ya tenía dos varones y desde el último parto, habían transcurrido 14 años.
Aquellos días habían sido de intensas lluvias y tráfico complicado. Vivo lejos de la ciudad y se complicaba el traslado. La cesárea fue pospuesta dos veces en una semana; pero, al fin, éste era el día señalado.
Todo transcurrió muy bien A las 8:35 am, ya mi niño estaba en la incubadora.
¡Niño!!!!, ¡otro niño!. Ya son tres y el caso estaba cerrado.
Ahhh, bueno, pues que gran día, el bebé nació sano y hermoso, con un peinado, que más parecía que pasó por la peluquería, en vez de estar recién salido de un vientre (dulce y cálido refugio, por cierto).
Se veía como todo un señorito. Los médicos llegaron a mi cama a presentármelo y a que le pusiera la mama.
Lo olí, lo besé, lo miré, lo sentí, un poco aturdida aún por la anestesia. Creo, que en esos momentos, se comprende más que nunca, la conducta animal.
Este mismo día, por la tarde, yo estaba más recuperada, me levanté, comí y como se llevaron al bebé un rato a la sala de neonatos; me dispuse a ver un poco de televisión y en los canales internacionales no cesaban de dar noticias acerca de un ataque en Estados Unidos, en varias zonas. Que reinaba el caos y había muchos muertos, que unos aviones chocaron contra las torres gemelas. Fuego, explosiones, desplome y mucha incertidumbre.
El desastre, la desesperación y la angustia se apoderaba de nosotros. Nadie sabía a ciencia cierta qué pasaba, pues estaban en sala de espera en la mañana y luego, entretenidos con el bebe y cuidando de mí.
Ya más o menos fuimos informados y una sensación de vacío me invadió, porque no sabíamos si se trataba de una guerra mundial.
Pensaba en mi nuevo bebé, en los otros niños, en todos…, hasta que el abatimiento logró que me administraran un calmante y que durmiera un par de horas.
Veinticuatro horas después, ya estábamos en casa, la habitación con cuna incluida, estaba acondicionada con mucho esmero e ilusión.
Los chicos terminaron de decorar el mosquitero con adornos color azul, alusivos al varón; descartando los rosados, que se hubiesen seleccionado, en caso de que la cigüeña trajera una hembra. La que llevaba hembras siguió volando hacia el cono sur.
Pasamos el primer día entre mimos y arrumacos. Yo tratando de descansar lo más posible en el día, porque las noches, en el primer mes, son de sueño intermitente, como muchos ya han de saber.
No me permitieron ver la tele, por unos cuantos días, y tal vez, una semana después, comenzamos a digerir lo poco que se informaba con claridad y el dolor nos hizo ser muy solidarios con tanta gente que sufrió por ese gran desastre terrorista.
Y poco más, poco menos, tal vez uno o dos meses después, reflexionando acerca de lo ocurrido, llegué a la conclusión, de que en el universo nada es estático, porque hay leyes que marcan las pautas.
La causa y el efecto. Unos se van y otros vienen. Unos mueren y otros nacen y que hay eventos perfectamente sincronizados y que los tiempos de Dios son perfectos.
Siempre me vienen recuerdos antagónicos, mirando las fotografías.
Mi bebé de aquel día, ya es un hombrecito. Bueno, hermoso, creativo, inteligente, solidario, maduro.
A veces es un poco indescifrable. Aún después de casi 17 años.
Hoy día, vivo con 4 hombres en casa y sigo siendo la única reina.
Y siempre que celebramos el cumpleaños de mi hijo, va por añadida la plegaria por quienes partieron ese día a la eternidad de los mártires.
Para finalizar, me permito compartir un fragmento de texto, cuyo contenido me ha rondado la cabeza, desde que mi niño del 110901, estaba en el jardín de infancia. Acerca de las cualidades de algunos niños.
Niños índigo o de cristal: “…Llegan a la tierra, traen mensajes de conciencia y expansión.
Traen consigo una gran madurez espiritual. Saben adónde van, y hasta algunos de ellos tienen destellos del lugar de donde provienen. Traen enseñanzas, proponen cambios. Tienen una gran misión: recordarnos quiénes somos, para que despertemos nuestro poder interior y nos reconozcamos capaces de generar el cambio que necesitamos. Son los Niños de Hoy, los Nuevos Niños, grandes seres espirituales jugando a ser niños.
El amor los impulsa, buscan cambiar la tierra, cambiar al hombre, transformar la realidad.
Quien quiera reconocer a estos niños, pósese en su mirada. La transparencia y pureza de sus ojos desnuda el alma de quien los mira. Miran fijo, de forma sabia y madura.
Cuando se está frente a un Nuevo Niño, la emoción desborda el corazón, dentro se despierta una sensación de reverencia y respeto por él. Igualmente no siempre sucede esto. Muchos adultos están tan inmersos en su mundo de problemas y preocupaciones que estos niños pasan desapercibidos. Pero aun así ellos actúan, actúan aún más con esas personas. Si sus miradas no encuentran eco, entonces golpearán sus puertas, y si nadie corre a abrirles, permanecerán presentes hasta que alguien los invite a pasar.
Pero la espera a veces se hace larga, se hace eterna, y comienzan a olvidar lo que han venido a decir…”
decididamente la inteligencia al servicio del amor"
Antoine de Saint-Exupery
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Gracias a @jlufer y su equipo, por esta nueva convocatoria, cuyas pautas detalla en: link
Un abrazo desde mi corazón.
Texto y fotografía: @armonia