Un día, siendo muy niña, le pregunté a mis abuelos, padres de mi madre, por qué sus caras estaban arrugaditas
y sus manitas también.
Ellos me respondieron -es porque estamos viejos.
Ahhh, y por qué están viejos -pregunté de nuevo.
Porque ha pasado mucho tiempo desde que nacimos.
Pero, pero, pero....y seguí preguntando, hasta que, no comprendiendo nada, me fui a jugar.
Más tarde, encontré a mis abuelos en el zaguán de la casa, disfrutando cómodamente en sus mecedoras. El abuelo leía y la abuela le escuchaba con una cara de ilusión juvenil.
A ratos se tomaban las manos, se acariciaban las mejillas y juntaban sus cabezas en una imagen muy tierna.
Yo me quedaba sin hacer ruido, para no perturbar esa paz que irradiaban.
Cuando comenzaron a charlar nuevamente, volví a preguntarles ¿por qué están viejos?, ¿yo también estoy vieja?.
Noooo querida, -dijo la abuela. Tú te harás vieja cuando estés preparada para ello. Cada quien envejece a un tiempo diferente.
Ahhh -dije. Y la abuela pidió al abuelo que me dijera ?por qué envejecemos?
El abuelo comenzó por sentarme en sus piernas y me dijo:
-Envejecemos porque los nietos necesitan de unos abuelos que los sienten en sus piernas y les cuenten sus cuentos predilectos.
-Envejecemos porque los hijos necesitan consejos para criar a sus hijos.
-Envejecemos porque tenemos que volver a ser niños y comprender a los nietos y
-Envejecemos porque necesitamos que los nietos nos den muchos besitos!!
-¿Eso es verdad abuela?
-Definitivamente sí!!!
Entonces les llené sus caras de muchos besitos de caramelo.
Soy @armonia
Y este aporte lo dejo, en atención a la convocatoria del buen amigo @jlufer que nos invitó a participar Acá