Hola amigos de Steemit, fieles lectores. Les traigo un relato para "Mi Primer concurso 6" patrocinado por @jlufer a quien agradezco mucho la tarea que se da con el concurso y el apoyo a los nuevos en esta plataforma.

19 de Febrero de 1982

“Puede mover el mundo, es poderoso. Es el poder supremo del universo, con eso eres intocable”
Le hago preguntas aleatorias a la señora de la bodega a ver si se distrae y me cobra menos... o me da cosas de más. Quizá no sea muy sabia pero esto me lo contestó con un tono tan segura de sí misma que si me hubiera dicho que los árboles no existen, le hubiera creído. Le pregunté qué era el amor, pues había sido la incógnita de hoy inspirada en una nueva modelo de la clase de arte. No sé si lo peor fue que para ella, yo era simplemente un objeto más en el aula o que no podía concentrarme debido a su presencia.

Para la señora de la bodega, el amor es lo más importante y habla de él como si fuera un superpoder que pocos llegamos a dominar por lo abrumador que puede ser.
Mi mamá me enseñó que el amor significaba muchos momentos y acciones, un puñado de cosas intangibles con las personas que nos rodean, que en resumen es casi lo mismo.
Ahora cada vez que pienso en el significado del amor, me veo como un Jedi y el “amor” es el poder definitivo que debemos desbloquear y dominar.

En la clase de arte tocaba estudiar retratos. En mi lienzo se apreciaba una chica de rasgos delicados, nariz pequeña, labios prominentes, cejas pobladas pero asombrosamente definidas que terminaban de enmarcar un rostro que según ella, era perjudicado por unas leves pecas y tiene unos ojos... unos ojos que si realmente existieran, los superpoderes le dirían a la señora de la bodega que esta chica podría congelar a cualquier con la mirada.

Sé que no soy un Velázquez o un Goya moderno, pero he capturado la esencia de esta modelo en el retrato, y confieso que me he visto en problemas al no poder concentrarme teniéndola frente a mí, es la modelo nueva que todos querían y es mi musa.
Tarde tres días en hablarle pero realmente no intimida una vez que rompes el hielo. Su sonrisa realmente te cautiva, ella es sencilla, un poco materialista pero nada para alarmarse, le encanta viajar, ama la playa, prefiere no usar maquillaje y eso me agrada, así puedo ver las pecas en sus mejillas cuando se sonroja, lo que sucede a menudo.

Puedo hablar con ella casi de cualquier tema, es tan sincera que a veces da miedo. Al pedirle opinión sobre algo suele decirme: “¿Te soy sincera o miento?”
Sus buenas vibras se sienten al instante. Es suelta y extrovertida. Fuimos a una disco y nos hicimos amigos de todos, terminamos bailando con gente de todo el lugar. Nos colamos en una boda y creo que ahora tengo otra familia. Siguen creyendo que somos sobrinos de una tía que nadie conoce.

Isabella es única, aunque cada vez que se lo digo ella cree que es mentira. ¿Cómo le explico que el millón de chicos que le han dicho eso no mentían? Para ella solo es una frase común que todos le repiten. Este par de meses ha sido como un sueño que no es mi vida, temo despertar de pronto y solo quedarme con los recuerdos.

Sostenía mi diario frente a ella, que contenían un vago recuerdo de quienes éramos

-Aunque suene cliché, eres hermosa… eres única - dije en un esfuerzo por ser sincero.

Dicen que quien sobrevive a la traición de la persona que ama puede superar cualquier cosa. Así que ella solo cerró los ojos y se dejó seducir por el mismo hombre que la había roto, por mí… todos sabían que cada puntada de aguja para coser el corazón roto de esta chica, dolía. Se veía en cada expresión en cada mueca, que todos mis esfuerzos por reivindicarme venían sin sedantes, y así como las viejas esculturas de los mejores artistas clásicos… sin cera, algo que aprendí de ella.

-¿Tienes miedo? – pregunté luego de un ligero beso que me dio fuerzas para hablar de nuevo.

-Solo el suficiente para que sepas que soy valiente - contestó el fantasma de una chica que una vez conocí.

-Eres la persona más valiente que conozco, no porque no sepas que es el miedo sino porque así no estés siendo valiente lo finges… y la gente se lo cree, y con eso inspiras más que cualquier persona que no tiene miedo realmente.

-¿Qué es la valentía sin el miedo? Nada, una burla. Es como un pan sin mantequilla, una arepa sin relleno. ¿Qué acaso no leíste el primer libro de Juego de Tronos? – cuando dijo esto no pudo evitar lanzar esa carcajada que toda la cuadra reconocía y me regaló esa mirada que hacía cuando sabía que había dado en el clavo.

-Desearía que todo fuera distinto ¿sabes? - contesté - Que hubiéramos aprovechado el tiempo, no haber sido tan tonto, de no haberte engañado… de que no te hubieras montado en ese tren solo por huir de mí, lamento haberte decepcionado… – y pude notar que sus ojos enrojecían conteniendo las lágrimas.

Sí… así era Isabella, sentimental, real y emocionable.

La puerta de mi cuarto se abrió de golpe, mis dos hijos, mi perro y una tortuga invadieron mi cama y al ver mis lágrimas empapando mi cama, sus sonrisas se desvanecieron. Cuando observé el lugar donde había estado Isabella ya no había nada.

-¿Qué pasa, papá? – preguntó mi hijo menor con ojos como platos…

-Nada, hijo, solo que estoy viejo. – me sequé las lágrimas bruscamente y tomé la tortuga, que parecía más bien un dinosaurio por esos dientes horribles y su cara de hambrienta.

-No entiendo... ¿Por qué envejecemos, papá?

-La felicidad está aquí hijo, en estas paredes, en esta casa. En hacerles desayuno. En vestirlos así no combine nada. En intentar peinar a tu hermana. En ver películas hasta la mañana, envejecemos porque no aprovechamos la vida, se nos marchita el alma, tú mamá me enseñó a no envejecer.

-Papá, espera un momento. Me estás diciendo que la clave de la felicidad es ¿vestir a mi hermana medio feo? – por suerte mi hija estaba muy pequeña como para sentirse ofendida.

Mis carcajadas retumbaron como las de Isabella, como ella me había enseñado, y la abuela de mis hijos entró en el cuarto, sabiendo todo lo que lamentaba la muerte de mi esposa. Todo lo que la extrañaba.

¿Por qué envejecemos? Daría todo porque fuéramos eternos, porque esa respuesta pudiera darla Isabella.

Fotografía y Relatos Originales

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