miprimerconcurso 6" entrada # 1 (“¿Porque envejecemos?”)


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Estamos condenados a una condena sin juicio

Que injusto es pagar una condena por algo que se supone no hicimos, o quizás sí, no lo sabemos. No sabemos si quiera por que se nos está juzgando, no tenemos ningún punto a favor, todo es en contra.

Tengo esas luces en mi cara que deslumbran mis pupilas y apenas puedo observar lo que sucede a mí alrededor, pregunto fervientemente por qué estoy en este lugar, pero no tengo respuesta alguna. Las personas que me rodean están en la misma posición que yo, desconcertadas con ese lugar, con miles de preguntas en su cabeza y carentes de respuesta.

No comprendía bien como era el mecanismo del sitio, de hecho no recuerdo como llegue a ese sitio, solo recuerdo que estaba en mi habitación, eran las 11:33 pm la última vez que vi la hora, y lastimosamente es lo único que tengo en mi cabeza, o al menos el último episodio. En este sitio no hay reloj, no puedo saber qué hora es, ni qué fecha quizás han pasado muchos días, o solo unos minutos, no hay ventana alguna a mi alrededor, no sé si es de día o de noche, solo puedo pensar en cuan frustrante estoy.

El sudor empieza a recorrer mi cuerpo, pues no hay entrada de ventilación alguna, el sitio es bastante confinado para mi gusto.

¡MIS HIJOS! ¡MI ESPOSA!

¿Dónde están ellos?, empiezo a preguntar de manera desquiciada, a duras penas escucho una voz decir: “están bien, aun no es su turno”, inmediatamente pregunto: “¿Pero turno para qué? ¿De qué me habla?, esa persona en un abrir y cerrar de ojos, ya no estaba.

Me encontraba muy impaciente, el no tener noción del tiempo y del espacio, me estaba enloqueciendo.
Pasaba el tiempo, tiempo el cual desconocía, y yo me encontraba en el mismo rincón, sin saber nada, que, donde, cuando o como.

Finalmente, una mujer muy bien presentada se dirige hacia mí, me dice que me dirija con ella a una habitación contigua, y yo cedí, asumía que en ese cuarto estaría la respuesta.

Me ofrecen asiento muy amablemente, y accedo a sentarme.

El hombre frente a mí, tiene una carpeta en sus manos, logro observar que en la parte frontal tiene una etiqueta con mi nombre y fecha de nacimiento. Inmediatamente le pregunto ¿Qué hace usted con una carpeta con mi nombre? ¿Qué hago yo aquí?, el esboza una sonrisa llena de sarcasmo y me dice ¿Acaso no fue usted al campamento obligatorio para los niños de 12 años?, quede perplejo, mis recuerdos se remontaron a ese episodio, le explico que mi madre no quiso llevarme por más que le suplique que lo hiciera, pues todos mis amigos del colegio irían.

Él se queda muy sorprendido con mi respuesta, pues me afirma que es obligatorio, y que el estado se encarga de que todos los niños asistan, tienen un control bastante riguroso, yo le comento que mi mama era una mujer bastante ingeniosa, y que siempre se salía con la suya. A todas estas, le pregunto ¿Qué tiene que ver el campamento con todo esto?

Su expresión cambia, su postura es más inflexible, y procede a decirme: usted sabe que la ley de la vida es nacer, crecer, envejecer y morir, usted como puede notarlo ya nació, ya creció y ahora le toca el tercer nivel: ENVEJECER, para posteriormente morir claro está. No se le dice “ley” de manera arbitraria, en realidad es una ley, y las leyes tienen que cumplirse. Para que esta ley se cumpla es necesario extraer el chip de crecimiento, e introducir el chip de envejecer. Usted no recuerda, pero antes ya estuvo aquí, en el momento de su nacimiento, para integrarle el chip de crecimiento, y bueno el resto ya usted lo puede inferir.

Si antes estaba desconcertado, confundido, pasmado, en este momento no sé qué adjetivo utilizar para describir mi estado.
Él dice en tono fuerte: este es el motivo por el cual usted está aquí, ya le toca ENVEJECER.

Fin.

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