veía un gigante que me cargaba en sus brazos
pero comprendí que solo me estaba dando un abrazo.
que al transcurrir el tiempo crecía,
como aquel gigante que alguna vez me veía.
aprendiendo a amar sin condiciones,
sin miedo a tener relaciones.
y una hermosa niña a los nueve meses salió
fue allí donde me di cuenta lo que ocurrió.
fortaleciéndonos al ver como esa niña crecía
pero yo, ya no era joven y arrugas en la cara tenía.
sin fuerzas y molesto me pregunté
¿Por qué envejezco? Si igual me iré.
Dios nos mandó esta señal
cuando nuestra vida está por acabar
para dejar nuestra vida al completar.