¿Por qué envejecemos?
No es posible responder a tan profunda pregunta sin entrar en consideraciones de diferente índole, ya que las respuestas pueden variar considerablemente dependiendo del punto de vista desde el cual se esté respondiendo; la ciencia tiene una explicación desde lo biológico y evolutivo, también la psicología evolutiva explica el proceso de envejecimiento, esto desde el momento de la concepción hasta la muerte. Pero también filósofos, sociólogos, antropólogos, genetistas y hasta desde el punto de vista religioso y espiritual se puede dar una respuesta. Sin embargo, es poco probable que alguna de estas disciplinas por sí solas logren llegar a una conclusión satisfactoria a esa pregunta, porque cada uno va a responder de acuerdo al campo en el cual se desempeña, con el consiguiente sesgo que trae como consecuencia una versión parcializada de la “realidad”.
¿Es realmente importante saber por qué envejecemos? Los creyentes atribuimos el envejecimiento y la muerte a la separación de la fuente de la juventud eterna: Dios. Por lo tanto, el volver a Él algún día traerá la reversión de este proceso. Sin embargo, millones de personas actualmente rechazan este tipo de pensamiento y lo considera anticuado, y aunque la ciencia, en ninguna de sus múltiples ramas, ha podido explicar plenamente el proceso de envejecimiento o al menos el por qué se produce y mucho menos ha llegado a poder evitarlo, la mayoría de las personas viven sabiendo que es una situación irreversible e inevitable.
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Sea en lo que sea que creas, en lo que podemos estar de acuerdo es en esto: Envejecer es un privilegio. Mi tía dice “la única manera de no ponerse viejo, es morirse” Y tiene razón. No tiene ningún sentido temer a la vejez, porque le temas o no, va a llegar, te pondrás viejo (a); ¿No es mejor, entonces aceptarla como parte de la vida y prepararse para poder vivir a plenitud esos años? Las personas que temen llegar a ser adultos mayores, no disfrutan las etapas anteriores a plenitud, especialmente cuando ven llegar lo inevitable. Sufren antes de tiempo, son miserables y hacen infelices también a los demás y cuando llega la vejez, su profecía se cumple: Serán unos ancianos amargados a los que nadie quiere cerca; de lo que nunca se dieron cuenta, es que esa circunstancia se la construyeron ellos mismos en el pasado.
Así que, mira con optimismo el futuro y actúa. Cuida tu juventud o tu adultez, planifica y ponte metas para esa etapa aún por llegar y prepárate para vivir el mejor retiro posible, con el mayor bienestar y plenitud que la vida pueda ofrecer.