Es común escuchar el "para amar a otros primero debes amarte tu", pero es mucho más impactante el momento en que nos damos cuenta que somos nosotros mismos los únicos que nos acompañarán por seguridad en la eternidad.
Esta frase la encontré en un libro de recopilaciones de Richard Bach y me causó tal impresión que tuve que plasmarla. No es muy conocida ni célebre, pero eso no le quita su impacto.