El paso de los años no sólo deja huellas finas en nuestro cuerpo, sino que también las deja en la perspectiva que tenemos de la vida y cómo nos abrimos paso en ésta.
Cuando envejecemos nos entrampa la melancolía y pretéritos momentos nos embargan. Nos aferramos a los recuerdos, a momentos vividos en el pasado que no podemos experimentar de nuevo, tal y como se tratase de una película incrustada en nuestra mente que no para de repetirse, que te hace sentir lo mismo que la primera vez, pero que no viene acompañada de ese sentimiento fantástico en el que no has presenciado nada similar porque ya lo has visto repetidas veces en el mar de lo que ya fue.
Una vez leí que los árboles pueden indicar su edad según los anillos que este posee mediante un corte transverso, es una ciencia llamada dendrocronología. No pude evitar pensar que nuestras arrugas son algo similar, pues mientras más líneas tiene dibujada la persona en su piel, más experiencia y mayor cantidad de tiempo ha transcurrido en su vida, es algo así como una marca permanente de las experiencias vividas.
Mi mamá tiene ochenta y siete años, cuando la visito converso con ella sobre muchas cosas, principalmente de los problemas cotidianos. Su lucidez es sorprendente a pesar de su avanzada edad, en sus charlas siempre trato de prestar atención, principalmente a sus consejos, a veces me pregunto con cierto asombro cómo hizo para criar a nueve hijos prácticamente ella sola, me parece increíble. Entonces le pregunto cosas relacionadas con su vida y me las cuenta con detalles sorprendentes e incluso a veces con sentido del humor.
El envejecer es una ley natural, envejecemos para aprender de la vida, para aprender a amar, para guiar a nuestros hijos, sobrinos y nietos y que estos vean en nosotros el reflejo de saber vivir; debemos por lo tanto aprender incluso a envejecer y de esta manera dar ejemplo a nuestra herencia. A veces queremos ser eternamente jóvenes, pero yo quiero mirarme un día al espejo y poder decir que mis arrugas son el reflejo de una vida larga y plena. Sentirme orgulloso de llegar a la vejez de mi cuerpo, una mente sabia y un espíritu lleno de paz.
Fuente de la Segunda Imagen
Es difícil envejecer sin alguna razón,
no quiero perecer como un caballo que se desvanece.
La juventud es como un diamante al sol
y los diamantes son para siempre.
Forever Young (Por siempre joven) - Alphaville.
