Todos envejecemos día con día. Cada uno de nosotros tiene un reloj interno que marca nuestra existencia, a menos que otra cosa pase antes.
Los días pasan, los meses se van y los años inevitablemente tocan a nuestra puerta. Cuando paramos a pensar si estamos viejos, nos damos cuenta como ha pasado el tiempo.
Nacemos, crecemos, vivimos y es la razón de la existencia, pasar por todo un trayecto de vida para llegar al punto final, la partida en la tierra de nuestro cuerpo.
Los cambios en la piel reflejan de manera más clara el proceso de envejecimiento que los cambios en otros procesos orgánicos.
Con el envejecimiento la piel se vuelve arrugada, seca y con una pigmentación desigual. La capa de nuestra piel disminuye dando una característica delgada y transparente esto se observa sobre todo a las áreas expuestas a la luz solar.
También ocurren cambios relacionados con la edad en el cabello, debido a la disminución en la producción melanina por el folículo piloso, alrededor de la mitad de las personas mayores de 50 años tienen por lo menos el 50% de cabello cano, sin importar el sexo o color original de su cabello.
El envejecimiento también viene acompañado de una disminución progresiva de la estatura, en especial en las mujeres de edad avanzada.
Palabras de una Señora con sabiduría y experiencia:
No dejamos de reír porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de reír”, para que continuemos jóvenes, felices y exitosos necesitamos tan solo tres secretos:
El primero es “reír y encontrar amor en cada día“.
El segundo es tener un sueño, pues cuando los sueños se pierden, uno se muere. Por ello hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y aún no lo saben.
Y el tercero es conocer la diferencia entre envejecer y crecer, la idea es crecer a través de la vida y encontrar siempre la oportunidad en la novedad.
Y este aporte lo dejo, en atención a la convocatoria del buen amigo @jlufer que nos invitó a participar Acá