Saludos y bendiciones, otra oportunidad para compartir un poco de esos días que Dios me ha permitido vivir; continuamos con todo el proceso del bebé, sus controles, estimulación temprana y fisioterapias.
A la espera del día de la cita con el fisiatra para la reevaluación de Ronniel, pero continuando con sus sesiones de fisioterapias, para seguir fortaleciendo sus piernas y lograr que inicie a dar pasos y vía a caminar, comprometida aún más con mi hijo y dando gracias a Dios por poder llevarlo a sus actividades.
Una mañana que inició para atender a mi hijo mayor y fuera a clases, mi esposo se encargó de llevarlo para el colegio; cumplí con la rutina del bebé, vitaminas y comida para alistarlo.
La maestra trabajo con la caja misteriosa, primero exploró con arena y luego con plastilina, en búsqueda que no se la llevará a la boca, pero es algo inevitable, por último se motivo a dar pasos agarrado de una silla, la docente me dio las orientaciones para seguir trabajando en xasa
Lunes donde las horas horas transcurrían rápidamente pero debía cocinar para mi familia, teniendo un breve momento para descansar del terrible sol que estaba acechando a nuestra ciudad.
Por falta de asistencia de otros niños a la fisioterapia, la de mi pequeño sería a las dos de la tarde, llegamos y esperamos fuera su turno, quedé en la sala de espera escuchando su llanto y resistencia a los ejercicios, pero ya completando su hora lo sacaron hasta el puente de madera y hizo dos pasadas caminando agarrado de las barandas, pero no quiso hacer otras más, una ya es ganancia.
Ser madre se dos niños de diferentes edades y con situaciones totalmente distintas no podía descansar hasta dejar en la escuela á Ronny, sus clases personalizadas donde comparte con otros niños de la comunidad.
Me niego a ver los estados de WhatsApp para no caer en tentaciones, pero cuando hay un ¡Para pagar el 15!, no me resisti y pedí un quesillo, lo entregarían al caer el sol, me quedé dormida con mi bebé, hasta que el sueño se espanto y lo que sería mi merienda llegó, recibiendo a mi otro príncipe con esa sorpresa.
Estuve hablando con mi hijo mayor sobre lo que hizo en las clases, revise su cuadernos, para organizar su uniforme y dejarle todo preparado para el siguiente día.
Mi esposo prepararía la cena, me sentía extremadamente agotada, sabía que sería una semana de muchos esfuerzos y compromisos tanto con el menor, como el mayor, pero que como madre doy gracias a Dios por tener la fuerza para afrontar cada día.
Terminamos cenando cereal, mi heredero estaba feliz, repitió y dio gracias porque tenía tiempo que no lo comía; Ronald aún seguía ocupado en el carro y ya con el niño dormido me quedo tiempo para recoger la cocina y poder ver el live de la casa de los famosos.
Me despido deseando se encuentren bien y que Dios les brinde miles de bendiciones.