Nos pasamos la vida abrazando a los demás y eso no es malo. Abrazamos a niños, amigos, padres, hermanos, en fin a un grupo de personas tan maravillosas que casi nunca tenemos tiempo suficiente para abrazarnos a nosotros mismos y expresar ese verdadero amor propio.
En este espacio #cotinaeducative hablaremos de los efectos de abrazarse a uno mismo.
Espero tus comentarios, querido lector.
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Amor propio y abrazos
Dar algo que no tienes es difícil. La gente exige buen trato y amor. Hay personas que disfrutan de un abrazo, ya sea de un amigo, de su cónyuge, de un hijo o de sus padres. Lo cierto es que cada abrazo transmite un mensaje, ya sea positivo o negativo.
Particularmente percibo cuando alguien me abraza con sinceridad o con hipocresía. Quien abraza debe tener muy claro y seguro que la persona que recibe su abrazo se dará cuenta si está impregnado de amor o no.
Un abrazo sincero dice mucho de quien lo da. El amor propio es la forma de estar seguros de que vamos a dar un abrazo con sinceridad y transparencia. Si tengo la capacidad de amarme y abrazarme, entonces puedo transmitir ese amor a otra persona de la misma manera que me abrazo a mí mismo.
El abrazo produce un efecto, que puede ser recibido o rechazado. Cuando tengas que abrazar a alguien, amigo lector, comprueba primero que ese abrazo esté impregnado del mismo amor con el que te amas a ti mismo.
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La única manera de dar amor puro.
Si quieres recibir amor y un abrazo sincero debes empezar por revisar tu amor propio y aprender a abrazarte a ti mismo.
Un abrazo en sociedad es una forma rutinaria de saludar. La gente disfruta mucho de un saludo mediante un abrazo. En este sentido, debemos empezar a reconocer que el estado emocional de los demás hacia nosotros también puede depender de nuestro bienestar emocional.
Tenía una amiga a la que no le gustaba que la saludaran con un abrazo. Con el tiempo notó que dejé de saludarla con un abrazo. Mi amiga asistió a algunos talleres de crecimiento personal y salió muy cambiado. A los pocos días empezó a saludarme con un abrazo y lo vi todo raro. Descubrí que mi amiga había aprendido a aceptarse a sí misma y a poner en práctica su amor propio.
La relación de amistad cambió mucho. Los efectos de su abrazo me motivaron a responder del mismo modo. Creo que el tiempo que dedicó a practicar lo aprendido en los talleres le ayudó mucho. En el ámbito laboral mis amigos también notaron el cambio y mi amiga mejoró mucho como persona y en su bienestar emocional y social.
La única manera de dar amor puro es precisamente con ese mismo amor con el que nos amamos y aceptamos.
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