Cuántos de nosotros viajamos con un papelito o una botella, por todo el camino hasta votarla en una papelera o hasta llegar a casa? Yo soy una de ellas esto me lo enseñó mi abuela, no me dejaba botar basura a la calle y me contó un anécdota que le sucedió a mi abuelo en Japón, a partir de allí eso quedo grabado en mi mente y se lo enseñé a mis hijos, si logramos que todos lo hagan este planeta sería muy distinto.

La historia que me contaba mi abuela, es del siglo pasado, mi abuelo trabajaba en los barcos petroleros de la Chevron, era el chef, viajaba mucho por que estos cargueros llevaban el petróleo a los países socios, una vez tocó puerto en Japón, como es costumbre salieron a dar un paseo y conocer parte de este país enigmático, a mi abuelo le llamó mucho la atención de que era un país silencioso, muy educado sobretodo muy limpio.

En un paseo guiado un de los tripulantes del buque la mayoría venezolanos, tuvo la brillante idea de botar un papel a la calle por la ventanilla del transporte, acto seguido el chófer detuvo el bus, se levantó y pregunto: Quien había botado un papel por la ventanilla, el hombre se levantó y dijo: yo!!!, el chófer le dice: debe bajar del vehículo, caminar hasta donde cayó el papel, recogerlo y botarlo en la papelera además de pagar una multa, algo alta.

Todos quedaron asombrados y maravillados al mismo tiempo, de cómo todos incluso los extranjeros deben cumplir la ley además de contribuir a no tirar basura a la calle, cuando mi abuelo volvió, llegó con ese episodio en la cabeza y nos dijo que los países son el reflejo de su educación y cultura, desde allí nosotros aprendimos primero a no botar basura a la calle, segundo a respetar las reglas si no estás en tu país y a transmitir esta enseñanza a nuestros hijos.

Ponemos a ver esto es solo un pequeño detalle, una historia que cambió la forma de pensar de alguien muy cercano puede cambiar el pensamiento de los que tiene alrededor, además de ser un ejemplo de lo que queremos con nuestro medio ambiente, si cada uno de nosotros hiciera este pequeño acto, que es más de conciencia que de cualquier otra cosa tendríamos un mejor planeta, más limpio con menos problemas y más sano para todos.

La educacion que nosotros damos en casa es crucial para tener adultos responsables, con conciencia de que todo lo que podamos hacer así sea pequeño es un gran paso para lograr descontaminar el planeta, la mente y el corazón, es responsabilidad de todos, hacer lo que nos toca y enseñar a nuestro niños lo importante que es no contaminar, hay que ser parte de la solución...

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