La vida es una lucha diaria

Y que bueno que sea así porque lo que no nos mata nos fortalece. Desde el momento de nuestra concepción, en el vientre de nuestras madres, tuvimos nuestra primera lucha ¡y vencimos! Millones y millones de espermatozoides yendo a gran velocidad a ver quien lograba fecundar el óvulo; nuestra primera lucha por la vida y fuimos ganadores.


Luego aquel niño abusivo del colegio, después la batalla para conquistar a la persona que amo, la disputa por ese puesto de trabajo que siempre soñé; en fin, definitivamente la vida es una lucha diaria. Esas "luchas" van produciendo en nosotros la resiliencia necesaria para crecer como personas y madurar; si no fuese así, nunca desarrollaríamos las herramientas sociales mínimas para sobrevivir en este mundo.

Es justamente ese instinto de supervivencia, de lucha, el que muchas veces nos permite alcanzar los objetivos individuales y colectivos que nos hemos trazado y auto superarnos en cada etapa de nuestras vidas. De hecho, la buena noticia de estas luchas es que sacan lo mejor o lo peor de nosotros, pero nunca permanecemos igual; como venezolano sé muy bien de lo que hablo.

Para nosotros, la crisis ha servido para despertar la creatividad y desarrollar una capacidad de aguante pocas veces vista en el mundo; probablemente comparable a la masacre judía en los campos de exterminio nazis. No, no exagero, nuestra lucha aquí no es sólo por comida, eso es apenas la punta del iceberg; es una batalla por nuestros hijos, por nuestro futuro, porque no nos roben nuestra identidad y nos envíen más de doscientos años atrás de regreso a la esclavitud de la época colonial.

Una vez escuché una historia acerca de un personaje que se detuvo a contemplar una oruga que luchaba con todas sus fuerzas para salir del capullo, como no podía zafarse, aquel hombre tomó la oruga en sus manos y la ayudó a salir ¡qué lindos colores!, había nacido una hermosa mariposa multicolor. Tiempo después, paseándose nuestro personaje por un jardín, vio con pesar como una mariposa intentaba volar pero no tenia las fuerzas para despegar; acercándose, se dio cuenta que era aquella mariposa que el mismo había librado de su capullo cuando era oruga.

En ese momento fue que comprendió el mal cometido cuando, en vez de dejarla luchar y desarrollar la fuerza en sus alas, aquella oruga salió antes de tiempo del capullo y ahora, aunque era hermosa, no podía volar por si misma. La próxima vez que te veas tentado a huir de tus luchas diarias, recuerda que esos procesos te fortalecen y un día podrás volar por ti mismo; que nadie te saque del capullo, ni siquiera tu mismo. Bendiciones.

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