Su frialdad acabo con el amor que ella entregaba sin medida,
sin medida porque el amor no se entrega a cuenta gotas como él creía,
el amor explota, sin aviso, sin dudas, sin excusas, sin prejuicios
porque solo se convierte en un vicio,
ese vicio que quieres hasta el fin y en todos los inicios.
Su realidad la despertó de esa fantasía en la que ella vivía,
en donde los amores luchan día a día, eso era todo lo que ella quería,
pero en cambio él solo la llevo a una pesadilla que pronto acabaría,
ya que los amores no se entendían.
El dando su amor lentamente
y ella entregándolo intensamente,
él con palabras toscas y ella acariciándole la boca,
‘’recuerda que las palabras hieren’’
ella le decía sin importar que él nunca lo veía.
Creyó tenerla por siempre, pero por siempre nada se tiene con descuido,
mucho menos el amor de una mujer de este siglo,
él solo entrego migajas, que dejaron a un corazón ardiendo en llamas,
el cual se apagó con el frío que ocasionaban sus palabras.
Algún día él entenderá que aquí siempre estamos decidiendo como nos enfrentamos al amor, porque el amor también debe ser una decisión de arriesgarlo todo con pasión.