Siento mis pulmones al límite.
Si inhalo más profundo temo quedarme estancada. Me sofocan las paredes que me rodean y me angustia la idea de que nadie se entere de lo que estoy pasando.
No escucho nada, no veo nada.
Si estuviese agonizando (me refiero a literalmente, con mis pulmones a punto de estallar) diría que estoy en el lugar más recóndito del espacio exterior. Lamentablemente no es así, sigo viviendo a pesar de la imposibilidad de estar bien.
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¿Dónde estoy? Se preguntarán.
Eso es lo más complicado, mentalmente podemos estar en un lugar y físicamente en otro. ¿Cómo explicártelo para que entiendas? Me parece imposible, tendrías que morir y volver a nacer con mi vida para poder comprenderlo. La gente dice ponerse en tus zapatos, pero el sentimiento no es igual. Quizá digas que entiendes, pero sigues detrás del vidrio disfrutando el espectáculo. Mi espectáculo.
En momentos como este las distracciones son necesarias, menos mal que cuento con la capacidad de perderme horas divagando en una infinidad de pensamientos. Me desahogo escribiendo para no perder la cordura. ¿O ya la perdí? Quizá si, porque seguro al inicio de la carta pensaste que esto era un cuento, una historia de ficción. ¿Quién es el loco ahora? Creo que tú.
Veamos, ¿podrías responderme donde te encuentras justo ahora mental y físicamente?
Pues yo te comento que estoy en mi cuarto, y si, quizá no estoy en el lugar más recóndito del espacio exterior; es peor, estoy perdida en algún rincón de Venezuela. Y siento asfixia al no poder escapar, siento impotencia al ver cómo todos se van, siento frustración al ver a las personas que se quedan aquí haciendo cosas inimaginables para sobrevivir.
Lamento volver tu día o noche oscura, no fue mi intención. Lo que pasa es que todos quieren ser mi voz y ya me cansa que se expresen en mi nombre.
¿Qué quieres que te diga? Escribimos cuando sentimos. Y si, me nació porque se fue el internet, la luz se va 3 veces al día, no hay agua, suspendieron mi graduación porque al ministerio no le da la gana de firmar los títulos universitarios y tengo que despedirme de más de una docena de amigos y familiares que se van cada mes.
No, hoy no voy a regalarte flores. Hoy es día de sacar la basura que llevo dentro.
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PD: Esto ha sido un pensamiento random por las diversas situaciones que nos afectan de vez en cuando. No me mal interpreten, no es que odie a Venezuela, de hecho me encanta haber nacido acá, es un país muy lindo. Solo que la frustración en algunos momentos me hace traspasar las barreras racionales y hundirme en la desesperación.
Gracias a la comunidad #Mosqueteros, especialmente a @havs, @unknownmusic, @sophiegeek, @andruuu, @callmebyjuan, @vicrivasr, @andreacrangel, @elnefelibato y muchos más que me alientan a publicar lo que pienso y me convencieron de subir eso que estaba sintiendo en momentos abrumadores.
Gracias al equipo @Cervantes. Y por supuesto a todos los que me están leyendo :-)
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