El agua incolora y sin sabor, que se adapta a todo, que pasa por donde quiere sin que nada la detenga.
El agua que puede ser tan tranquila y mansa que no se siente, o tan fuerte y bravía se lleva lo que se cruza por el camino.
El agua tan importante que ha servido a través del tiempo para dar vida y generar energía.
Hoy también sirve para decorar nuestras ciudades, un ejemplo de ello es la Fuente de Plaza Venezuela. Inaugurada en 1940, y restaurada en el 2009 con una tecnología de bombillos LED, tiene un dispositivo de luces que van cambiando al ritmo de la música, simplemente genial.
Aquí les dejo mi foto tomada con una cámara Nikon d60, espero les guste.
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