En la casa de Marta ocurre algo más que prostitución:
Lo primero que se me vino a la mente al observar esta obra fue la convivencia en un mismo cuadro del presente, el pasado y el futuro. El cuadro podría funcionar como una especie de sucesión temporal.
¿Cómo?
Bueno, de derecha a izquierda, podemos ver a una mujer que es prostituta y que tiene un hijo al cual lo más probable es que deba mantener. Es esa la única forma que le queda para no sumirse en la miseria. Avanzamos al centro de la composición: Algo de tiempo ha pasado. La mujer sigue desnudándose para el hombre. Cualquier hombre o el mismo. Ambos han cambiado, y con ellos, el hijo de la prostituta. Este ya es mayor, se mantiene inconsciente, no quiere ver lo que su madre hace. Está descuidado, así que la botella puede pertenecer a el o al hombre que se encuentra en la cama. Entre ambas sucesiones hay un plato con granadas o con naranjas, ambos símbolos de fertilidad. Quizás no son frutas, pero el plato se encuentra bastante lleno. Sin embargo, cuando nos vamos al extremo izquierdo, vemos a una anciana que se asoma por una puerta. En una primera interpretación, es una mujer que mira su pasado y lo que tuvo que hacer para poder sobrevivir. El plato ya se encuentra medio vacío, la vida se está acabando y con ella todo lo que puede crecer. Mira el pasado y dónde este la dejó.
Sin embargo, al observarla por segunda vez, se me vino a la mente la imagen de Gargantúa y Pantagruel del gran Rabelais. Por todos lados me grita excesos. Los cuerpos están dibujados como unos que han cruzado los excesos. Son grandes. Pero para que algo llame la atención, no tiene que simplemente ser grande. Estos cuerpos comunican a través de sus colores, sombras y formas, algo más. El bebé también es grande, y este fue el que me dio la idea de que me encontraba viendo a un Gargantúa. Además, los colores son bastante estridentes. Y si seguimos con la progresión de la anciana que mira hacia el pasado, podemos tomar el plato lleno, la botella, la gran cantidad de cigarrillos en el suelo y también el tamaño de las figuras masculinas, como excesos. Estos también se han cruzado en las acciones en las cuales cada uno ha incurrido. Sin embargo, mientras nos vamos acercando a la puerta, vemos cómo el plato ya no se encuentra tan lleno, la misma botella se ve vacía, y los cigarros han caducado. Puede ser que, al igual que Gargantúa, ¿esta mujer que ve su pasado se ha ido ''educado'', o por lo menos, encontrado el camino correcto?
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