"Estcoin" será el nombre de la criptomoneda que pondrá a Estonia en el mapa del mundo de la criptografía y se lanzará como una ICO.... y la panadería de mi barrio también.
Esto es, por supuesto, una broma de momento. Pero las ICO (Initial Coin Offering) están copando el protagonismo de este año por las altas rentabilidades obtenidas por algunas de
estas iniciativas, que son una nueva manera de financiar Startups relacionadas con las criptomonedas y el blockchain.
Toomas Hendrik Ilves, ex presidente de Estonia (2006-2016), cuyo principal acierto durante su mandato fuera quizás pensar desde el punto de vista ciudadano, inició una revolución que permitió al ciudadano estonio realizar un sin fin de trámites y hacer valer sus derechos de decidir en el país. Desde trámites burocráticos, pagar impuestos o comprobar sus archivos médicos. El exmandatario compatibilizó esta labor con el grupo de trabajo sobre blockchain en el Foro Económico Mundial.
¿Hasta aquí todo bien no? Como nación o como cualquier colectivo está en todo su derecho y además se ha ganado el mismo por sus acciones gubernamentales a apuntarse a la moda de las ICO’s y las criptomonedas.
La cuestión es que esta moneda no va a ser una criptomoneda, regida por una blockchain, sino un token. ¿Se puede hacer un token de cualquier cosa?
Kaspar Korjus, el director del área a cargo de la e-Residence o "residencia digital", publicó una entrada su blog donde explicaba los usos que se le daría a la criptomoneda y donde irían a parar esas inversiones. A falta de un white paper él comentaba por encima que una de las opciones sería crear un fondo mixto, manejado por el gobierno y por privados, que invierta en el desarrollo de nuevas tecnologías en el sector público y también en las compañías locales, que incluyen a aquellas fundadas por residentes digitales. Kaspar además cree que la nueva divisa podría ser usada como un medio de pago alternativo para diversos servicios públicos y privados, dentro y fuera de Estonia aprovechando la ventaja de la e-Residence. Osea otra moneda fiat, en la cual el control de la emisión la tendrá el gobierno y este y ciertos actores privados decidirán a dónde va ese dinero (presuntamente a inversiones relacionadas con la tecnología).
Es curioso que con los antecedentes que tiene Estonia la aplicación de la tecnología opte por esta manera de ejercer el “gatopardismo”, es decir “hacer que todo cambie para que todo siga igual”.
Desde el lanzamiento de NXT, que supuso una primera aplicación del “término” pre-minado, el mercado de las ICO’s ha cambiado mucho siendo el caso más sonado el de Ethereum y el de DAO que no fué exactamente una ICO pero que marcaron un antes y un después en esta nueva manera de financiar proyectos. Actualmente una ICO consiste en que el proyecto, después de emitir su correspondiente “white paper”, es decir la presentación de un proyecto y la descripción de sus ventajas y objetivos (lo que sería un proyecto de toda la vida), hace una emisión de Tokens que no son más que un suerte de acciones virtuales que el inversor compra ya que cree en el proyecto y, cómo corresponde a un buen inversor, lo financia para cuando finalmente fructifique recibir la parte correspondiente de sus beneficios. El “problema” viene cuando esos tokens cotizan en el mercado y se venden y compran como si de una criptomoneda se tratase. Aquí el inversor no tiene por qué saber nada del proyecto en el cual está “invirtiendo” y sólo le importa a cuánto puede llegar el valor de su Token para venderlo y así sacar un beneficio, en muchos casos de más del 100% y en algunos habiendo llegado a rentabilidades de locura más allá del 3000%.
¿Y el proyecto?..bueno, el proyecto dá un poco igual si llega a buen puerto o no, ya que el inversor ha vendido sus tokens mucho antes de que este fragüe. Y así todos contentos, los que presentan la startup por qué tienen pasta a raudales para hacer lo que tengan en mente y el inversor, que ya va por la cuarta o la quinta ICO, cuando la startup llega al primer punto de su “road map”, también contento ya que ha obtenido unos beneficios que en una inversión, digamos “normal” no hubiera obtenido hasta que al menos pasaran un par de años después de haber hecho la inversión inicial…¿A que está bien pensado?
Actualmente se calcula que solamente el 5% existirán después de cinco Años ; después de eso sólo un 3%de estas iniciativas llegarán al objetivo final fijado en su “Road Map”. Al ritmo que llevamos en este momento que aproximadamente está en 2 ICO’s diarias se calcula, muy a “grosso modo” que a finales de año llegaremos a 25 ICO’s diarias. Es obvio que esto tiene toda la pinta de ser una burbuja y que su explosión afectará a todo el ecosistema de las criptomonedas, o al menos a su prestigio.
O sea que yo voy a ir a mi panadero de cabecera y proponerle la creación de una ICO para, mediante la utilización de una blockchain, poder monitorizar la trazabilidad de todos los productos implicados en la elaboración de una chapata y de esta manera crear un estándar de pan descentralizado que llamaremos “chapatacoin”...yo creo que “lo vamos a petar”.