Rosario estaba en el hospital aquel 11 de septiembre, no simpatizaba con esos “rotos” y menos aun con el presidente que tenían. Pero sabía del peligro que significaba una bala sumada al miedo. Terminó su turno y caminó a casa cómo todos los días, mirando de reojo a su alrededor a los vecinos y pacientes que la miraban, la paranoia se apropió de su mente y veía en esas caras un mensaje indescifrable. Aceleró el pasó, esas cuatro calles se le hicieron eternas como el estremecedor vació que se experimentaba. No era la primera vez que vivía una rebelión militar y estaba segura esta sería solo una más y que estaría segura, resguardada tras las paredes de su casa, contaba mentalmente la presencia de sus hijos, sólo quedaban los hombres viviendo en casa, pero estaba segura que sus hijas también se acercarían, nadie se atrevería a desafiarla. Y con este pensamiento en su cabeza cruzó la reja, Mariana salió a recibirla “Los niños no están” comentó abrumada, pero Rosario cruzó la puerta, se quitó el delantal, sentó en la salita, encendió la radio, Mariana la seguía impaciente. “Ya vendrán” dijo Rosario con la mirada fija en el ventanal que daba a la reja. Y así fue, uno a uno fueron llegando. Sergio paseaba de un lado a otro calmando sus pasos de acuerdo al sonar de la reja, de pronto estaban todos, bueno, no todos... Pablo no llegaba y todos sabían que era él quién más peligro corría. Allende se despidió por la radio y la noticia de su suicidio o asesinato o escape o lo que todavía no, se sabía se repetía como un martillo. De pronto los bandos, y así llegó la primera noche y Pablo no llegó, por primera vez era él quien la enfrentaba.
Comenzaron a pasar los días y Pablo no daba señales, Rosario seguía yendo a trabajar y pudo ver de cerca la enormidad del desastre, heridos, quemados, de todas las edades. Por la radio llamaban con nombre y apellidos a ciudadanos “No será nada” decía Mariana, pero de pronto esos llamados era a los “chilenos de bien” para que denunciaran a aquellos que querían terminar con el país, los comunistas. Rosario empezó a temer, sabía que su pequeño era comunista más por llevarle la contraria, por no dejarle estudiar Bellas Artes, pero sabía que eso no serviría de excusa si lo encontraban.
Aquella tarde al volver a casa una furgoneta militar estaba aparcada en frente, Mariana estaba contra la pared llorando, su amado Sergio estaba arrodillado en el suelo y la reja abierta. Corrió a ver que pasaba.
-¡¿Qué hacen en mi casa?! Gritó Rosario incrédula al ver como revolvían su propiedad .
¿Dónde está el comunista?.- Le gritó insolente uno de los militares. Ella supo que hablaba de Pablo y una leve sonrisa se dibujó en su cara. Pablo aun estaba bien, si lo estaban buscando es que no lo tenían. Sergio en el suelo, tratando de recomponerse luego de una patada en un costado miró la estampa de esa mujer que se veía casi triunfal. Ella empezó a hablar en ese tono soberbio de quién está acostumbrada a dar ordenes .
- ¿A quién busca?.
- ¡Ya le dije vieja, al comunista!. Respondió la ametralladora con patas.
- ¡Un poco de respeto! Que se cree, mocoso, venir a hablarme en ese tono. Sergio vio como el “mocoso” la encañonaba, mientras ella no se movía de su sitio.
De la furgoneta salió un hombre mayor alto y bien formado cuyo uniforme y porte indicaba un mayor rango, además que se esforzaba en mostrar sus insignias de capitán, aunque en esa casa nadie sabía distinguir las rayitas de los uniformes. El capitán bajó el cañón con la mano de su subordinado como muestra de poder. Se detuvo frente a mi abuela en un intento inútil de amedrentarla, pero ella se mantuvo en una disposición altiva dispuesta a enfrentarse a ese uniforme, pero el hombre se quitó la gorra. .- Disculpe señora, esta juventud no sabe reconocer a la gente como “nosotros”-. La miró esperando un “acepto”, pero Rosario sabía las reglas de ese juego de seducción y dureza... y sabía que ese hombre se estaba fijando más en sus ojos y en su escote que en las palabras, sabía que ese uniforme estaba desapareciendo .- Su deber es educarlos-. Dijo ella firme e indulgente, la mirada del hombre brilló con un halo de frustración e ira dirigida al joven con la metralleta que bajaba los ojos al suelo, pero Rosario se adelantó con una voz casi melosa .- Pero yo se muy bien que a veces...por mucho que lo intentemos...- El militar se volteó violentamente, Ella retrocedió un paso, pero no escondió la mirada .- Señora, buscamos a un comunista.- Ella dio una carcajada, casi sincera.- ¿Acaso yo tengo pinta de roja? ¿O es que cree que en mi casa yo, la primera enfermera universitaria del país, aceptaría algo que no fuera trabajo y orden?-. La convicción de Rosario era sólo comparable a la perplejidad de Sergio, que intentaba calmar a Mariana, El capitán resopló, sacó una lista .- Sepa que esta casa estará vigilada.
- Si es por usted mismo, por mi no hay problema. Respondió mi abuela con coquetería y soberbia, siempre soberbia. Rosario, madre de Pablo, mi abuela venció a los militares como venció a la vida, con su temible arrogancia, nunca reconocería su miedo. Cuando la furgoneta se alejó entraron a la casa.
Jorge, el hermano mayor de los hombres, aquel que decía que le gustaban los hombres, aquel que se burlaba de él en son de una inconciente o conciente venganza para reirse un rato; Estaba semidesnudo en el patio, así lo dejaron tras la visita militar, Rosario, sin mirarlo lanzó su orden. Vete a buscar a tu hermano. Jorge apretó los puños, aun aturdido por la humillación de aquellos uniformados se vistió y salió de casa, sin saber muy bien por donde empezar.
Si te has perdido algo, puedes comenzar desde el Principio:
1 PARTE: https://steemit.com/castellano/@dcaroa/reflejo-de-mis-sombras-1a-parte
2 PARTE: https://steemit.com/spanish/@dcaroa/reflejo-de-mis-sombras-2a-parte-pedro-lagos-con-victor-manuel
3 PARTE: https://steemit.com/castellano/@dcaroa/reflejos-de-mis-sombras-3a-parte-chaullin-con-aeropuerto
4 PARTE: https://steemit.com/spanish/@dcaroa/reflejos-de-mis-sombras-4a-parte-el-melon-con-vino-y-la-revolucion
5 PARTE: https://steemit.com/spanish/@dcaroa/reflejos-de-mis-sombras-5a-parte-el-vuelo-de-lucia
6 PARTE: https://steemit.com/spanish/@dcaroa/reflejos-de-mis-sombras-6a-parte-reencuentro-en-golpe
7 PARTE: https://steemit.com/spanish/@dcaroa/reflejos-de-mis-sombras-7a-parte-el-golpe-el-miedo-y-pablo
8 PARTE: https://steemit.com/spanish/@dcaroa/reflejos-de-mis-sombras-8a-parte-el-nacimiento-de-quely