Una vez acabado el FSO en el Palau de la Música como os comenté en el anterior post, mi acompañante y yo buscamos un sitio para cenar. Desde que nos conocimos, intentamos siempre buscar sitios nuevos donde deleitar nuestros paladares (el suyo más exquisito que el mío ciertamente pero, tiempo al tiempo).
La zona cercana al Palau de la Música no es una de las zonas que visitemos más asiduamente por lo que, los restaurantes que hay por aquel lugar son totalmente desconocidos para nosotros y por tanto, todo un misterio.
No obstante, @dresden buscó restaurantes cercanos a través de google maps, encontrando uno que tenía buena puntuación. Durante el trayecto hacia el mismo, nos topamos con otros tres restaurantes que estaban a la altura de lo que estábamos buscando para esa noche. Así que, ya teníamos 3 restaurantes más para probar otros días.
Pero quizá, el destino de aquella noche nos hizo encontrarnos con el restaurante que buscábamos, cerrado; y por tanto, acabando en uno de los tres que nos habíamos apuntado. A decir verdad, me alegro de que ocurriera porque nuestra cena en el "Sucrer" fue un acierto total.
Se trata de un restaurante ubicado en la Calle Santa Rosa número 7. Lo que más nos llamó la atención a priori fue la decoración sueca del interior, cosa que me fascina.
Tal decoración la podéis observar en la siguiente foto que mi acompañante no dudó en hacerme:
Aunque la decoración en sí era fascinante, lo que más me gustó fueron los azulejos del suelo ya que le daban un toque un tanto valenciano al sitio. Y sí, están muy de moda últimamente.
Ciertamente, cada detalle del restaurante estaba bien estudiado. Todo eso, acompañado de la carta tan maravillosa que tienen donde los productos son frescos cocinados en el momento y la agradable atención de sus camareros, dota a este lugar de un merecidísimo 10.
Ahora os dejo con lo que nos decidimos a probar esta vez puesto que, claramente, volveremos.
Como podéis ver, elegimos (bueno, mi acompañante; ya os dije que yo estoy introduciéndome en la cata de vinos) un vino Priorat llamado "L'INCONSCIENT". Según la nota de cata, se trata de un vino de "cereza intensidad media. Aroma rico en matices afrutados a frutos rojos, mineral. Buen paso de boca y acertada acidez que le da frescura y persistencia. Fácil de beber y agradable. De trago largo. Un vino original, fresco, atractivo y diferente como su imagen. Una buena compra. Desde su primera añada rompiendo moldes".
Mientras decidíamos sobre la carta, los camareros nos pusieron para "abrir boca" este maravilloso bocado de pulpo braseado con toque de "all-i-oli", junto con unas papas hechas por ellos. Ya sólo con esta pequeña muestra nos dimos cuenta del acierto del lugar.
Y por fin, los platos que elegimos para disfrutar de esta cena:
Plato 1: "Croquetas de Puchero"y "Croquetas de Boletus i Foie". El primer bocado a una de ellas, me teletransportó a las croquetas que hacía mi madre con las sobras del cocido; sencillamente, especial.
Plato 2: "Ceviche con fondo de calabaza, acompañado con salsa guacamole y tostas". Plato que no se encontraba en carta pero que nos ofrecieron a la entrega de la misma. Un plato frío de exquisita combinación cuya degustación es sinceramente abrumadora.
Plato 3: "Buñuelos de Bacalao sobre base de all-i-oli de ajo negro". Otro plato fuera de carta. Personalmente me pareció un gran plato puesto que el interior del buñuelo no tenía la textura de una croqueta sino que se trataba de lomos de bacalao que se deshacían en la boca.
Plato 4: "Sepieta de playa". Una palabra: ESPECTACULAR. En este plato, más que en ningún otro, pudimos observar la calidad del producto con el que se trabaja en este restaurante. Si a eso le añadimos que durante la degustación de este plato pudimos ser testigos de cómo preparaban una dorada salvaje para otra mesa de unas dimensiones descomunales, no cabe duda de la marca personal del restaurante.
La sepieta de playa fue nuestro último plato pero no quisimos irnos sin probar uno de los postres que ofrecía su carta. Nos decidimos por éste, puesto que quisimos probar algo diferente y que, sin duda, no decepcionó.
Postre: "Torrija de horchata caramelizada con su helado". Sin duda, un gran acierto para acabar con esta deliciosa cena. Añadir, que el camarero que nos atendía nos comentó que era su postre favorito. ¿Qué os parece?
Tal fue nuestra satisfacción con la cena que dejamos una más que merecida propina.
Añadir además, que este restaurante cuenta con otro en Mareny de Barraquetes donde se realizan todo tipo de actos (bodas, bautizos, comuniones...) y que, según los camareros, debe ser un sitio para visitar un fin de semana soleado.
No obstante, os dejo con la información del sitio, su carta (que incluye la larga carta de vinos; un gran punto a su favor) y el enlace para que sepáis un poco más sobre el vino que catamos.
Espero que la vista de los platos os hagan acudir a este sitio. Sin duda, un gran acierto.