Los peces de pecera y su memoria corta

Puede que el puente y la pecera estén conectados

¿Cómo se puede vivir dentro del agua? ¿Hasta dónde llega la paciencia del cuerpo que circunscribe su forma a los de otro cuerpo expandido, que a su vez ocupa a través de la presión física toda una atmósfera?

Me explico, si hemos de pensar en los peces de pecera, debemos considerar el agua, su lugar, y si es de hablar, también de su memoria corta, pues el depósito o mejor dicho, el soporte del desplazamiento de su condición de pez, reclama.

Hay que observar el cuerpo sobre el elemento. Se prefiere a altas horas de la noche, aquellas en que el pez de pecera se ocupa del sueño y baila suavemente algunas canciones de trip-hop, se tambalea al ritmo de un bajo potente y la percusión –más similar a un riff de guitarra- que avanza como una aplanadora en cámara lenta.

Estos peces, aunque no tienen tiempo para lo baladí, se deben a filtros que especialmente colocados combaten olores y demás expresiones que en la mácula marina/simulacro no importan realmente. Lo menos que queremos es percibir a qué huele la piedra y las algas artificiales o el cajón de ese pirata que danza al fondo con betas y escalares.

El plata que desprenden algunos cuerpos, como espejo, recuerdan que sus cuerpos merecen mejor atención, al compás del ritmo intensificado, nos siguen mientras observamos a través del cristal prístino y aprendemos a ser más concretos con estas vidas. Tomemos algunas consideraciones:

  1. No es extraño que cristianos hayan tatuado sus cuerpos con peces, puesto que al hacerlo, probablemente fundarían las peceras de la cristiandad: el primer llavero metafísico.

  2. Peces de pecera y ángeles tienen mucho en común. Su cuerpo con alas, potentes dorsos que se mueven a parpadeos por segundo.

  3. No se puede constatar si en la pecera “la vida es más sabrosa”, probablemente más aburrida, pero eso sería demasiado antropocéntrico.

Eso nos hace cuestionar lo anterior y su pequeña vista.

Los peces de pecera y su memoria corta. Tendrán, tal vez, ventajas frente a otros, puesto que olvidarán que existe el agua dulce y el agua salada (incluso ni sabrán que existe) en grandes cantidades. No serán devorados porque de aquel criadero que salieron, fue desde un principio, incluso antes de haber nacido, que su reclusión fue decidida.

Podremos llevarnos, sin tener pecera, incluso, uno de estos con nosotros. Tatuados como los hijos de dios o memorizando sus formas, el carruaje de sus escamas, lisas, sábanas blancas recién salidas de la secadora, húmedas como la boca, resbalosas como la parte de abajo de la lengua.

* * *

Un pez es ascensión, desafío de las corrientes.

Su falta de memoria es su ventaja de albedrío.

No sabe de presiones, ni burbujas.

Ni de ojos que lo miren hermoseándolo

[sin preguntar de dónde vino

o por qué es contraproducente

[ juntar a los que nadan más rápido con los pacientes.

* * *

Nos leemos mañana.

@hipertextual

* * *

El collage que acompaña este texto es obra del autor
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