Hoy es 7 de abril del 2016
Son las 8 de la mañana y estoy rogando que se detengan las agujas del reloj o que empiecen a enloquecer bailando al revés, pero cada vez se aproxima más la hora a esta cruda realidad.
Empiezan a pasar por mi mente los pataleos de su niñez, las muñecas y juguetes favoritos, los reclamos por los disfraces mal escogidos, las piñatas rellenas de juguetes de otros cumpleaños, sus mejores amigos reales e imaginarios, sus primeros y últimos amores, la construcción de su personalidad y temperamento... pero empiezo a recordar todos los tragos amargos, esos que aceleraron la decisión de esta partida y se me va desdibujando la sonrisa que tenía en el rostro.
Estos zapatos son los pies calzados de mi hija, me envió la foto en la escala Bogotá rumbo a Chile, no solo se fue de Venezuela sino de "Mi"; sentí que no sabría que sería mi vida sin ella, pero la realidad superó todas las emociones.
A veces, comparo esta situación a una enfermedad terminal de un ser querido: sufres al momento del diagnóstico, pero al pasar de los días los síntomas se van arraigando y apoderando de un cuerpo que hasta hace poco era sano y feliz.
Cuando se rompe el hilo presencial y ves que ya no está, entonces se produce el desapego y sientes paz y hasta felicidad.
Así sucede cuando un hijo se va: ya no le temes a la noche en que no está, al día que amaneció sin regresar, al taxi que se subió sin preguntar; me imagino que esto solo sucede cuando vives en un país en dónde te preguntas: ¿si volverás a ver la puerta que te vio salir?
Como suele suceder, siempre pensamos que NO nos tocará, hasta que "nos toca de cerca"; desde mi experiencia les puedo asegurar que SI se puede soportar y hasta sobrellevar.
Ahora, celebro sus logros en la distancia, ya no le temo a la noche ni al día en que tarda sin aparecer, ya tengo todas las respuestas que tenía sin responder, solo le temo a esta soledad de estar sin ella.
Ya sé que puedo hacer con"Mi vida, sin Ti", porque al irse de mi "encontró un porvenir", y lucharé cada segundo por estar allí.