Soñando en mi mundo, volándo en tu cielo.

Las gaviotas danzando
con el viento y contra el viento
en un cielo desnudo,

cruzándo arrecifes
de continentes extraviados.

Dejándose acariciar
con la brisa del mar,
en cada aleteo lento y despacio,
desafiando tempestades y temporales
sobre oceanos infinitos,
llevan la fuerza de sus sueños.

Las veo tan cerca
que extendiendo mis manos
las puedo tocar, las veo tan lejos
que en el firmamento se pierden,
en la blanca nube que las vio pasar.

Su vuelo se confunde con el cielo
y el azul profundo del mar,
la espuma blanca de sus plumas,
compiten con las enfurecidas olas
que vienen, y no sabemos a dónde van.

En las horas invertidas
el reloj perdió su tic-tac,
su tiempo es solo un fragmento,
en un minuto paralelo
del marinero que las vió cruzar.

En las claras noches invernales
quedan gélidas y congeladas,
esperándo que el calor otoñal
derrita su cuerpo, para alzár su vuelo.

Guardadas en sus alas,
llevan la sonrisa de la luna
y el parpadeo de las estrellas.

En las horas de las gaviotas,
"todos podemos entrar en su magia"
y perseguir nuestros sueños,
volándo en nuestro cielo.

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