En mi afán por ignorar esta tristeza,
he descubierto que mis ojos se volvieron
parajes desiertos,
tierras áridas sin una gota de agua,
cuevas que ocultan un gran secreto...
En mi afán por secar este dolor que me persigue,
las madrugadas de llantos se volvieron constantes.
Los pensamientos punzocortantes siempre vuelven,
los recuerdos tortuosos se anclan a mi pecho
cual lista se adhiere a la nevera.
me encuentro más que nunca,
consigo respuestas a mis preguntas,
indago en las heridas que no me han abandonado
y me topo con que las soluciones son inconclusas.
En mi afán por dejar lo perjudicial atrás,
me aferro con fuerza de sinuosos caminos,
respiro, vivo,
me ahogo y asfixio.
En mi afán por volver a sonreír,
he descubierto que las mejillas pueden doler.
Pero cuando es el alma la que te duele,
no hay sonrisas que valgan
ni chistes que sobrevivan.
mi enfermedad se ha vuelto indetectable,
me acecha escondida en mis temores,
me roba miles de ilusiones.
Se lleva el sentir, el brillo,
y mi corazón de a pedacitos.
En mi afán por volver a vivir
y ser lo que alguna vez fui,
me encuentro con que soy una persona
marchita, no puedo reanimarme,
porque no sé cómo sentir algo que no sea
este dolor que le impide el paso a
más emociones y sentimientos.
y una cadena atada a mi alma,
desde el día en que decidí ocultarlo todo
y fingir que nada pasaba.
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