La única manera de escapar de este abismo de miradas vacías y calladas, es morir.
Van almas en pena, con un dolor hondo, muy hondo, triste, desesperanzado. Ya no hay posibilidad de ver dentro de nosotros, las pupilas quebradas como cristales desgarrados
por el olvido, descansan cerradas en la arena movediza de tus ojos rotos.
Lejanías que se sufren con el tiempo en contra, los prófugos de un instante se resguardan bajo la mirada de la luna triste. Nada es lo que parece en un oasis de lava ardiente alrededor de mis entrañas marcadas por el odio y la desesperanza, a lo lejos, lamentos anónimos y repetidos como ciclos del eterno retorno hunden mis vísceras en el más oscuro y negro abismo, pero, aunque siempre estaré esperando que tragedias venideras abracen mis miedos, hay un solo paso hacia la luz, en falso, en espiral, en la cima de una colina empinada y, justo ahí, lanzándome al vacío puedo vislumbrar eso que me aleja de lo humano, ese espíritu animal que todo lo vence, y me vuelvo al fin inmortal, en caída libre, directamente voy regresando a mi lado salvaje para verte regresar aquí.
Aún así, amo lo primitivo, como forma de evolución, como signo de contacto... amo la eterna diferencia de lo que es obvio y lo sublime. Del caos infernal en mi cabeza rasgada de incertidumbre. Me posee el vacío del infinito sobre las ramas de la memoria olvidada, cual raíces obvias de la necesidad de mi ser moldeado en carne impura, mi propia soledad me ha abandonado para dar paso al esquema causal del no-sentir. Quien dice que los poetas tenemos el alma rota sabe por pura poesía vivencial que nuestras propias estructuras personales fallaron irremediablemente.
Diabólicas las ansias de rebelarnos siempre contra eso que tu llamas vida, valores, amor... solamente nos une la fe por lo propio. Nuestra alma rasgada contiene un abismo de fe. Impuro soy, incompleto, inerte, héroe caído, solitario. Prosas tan vacías que dan un asco sepulcral, pero aun así, en este ritual atemporal, descansan los restos de nuestra pasión callada, en llamas. Descomposición de versos. Poesía pura en estado carnal. Y reducido a cenizas y escombros de saliva y flujos en pieles ajenas, eso soy, eso que ustedes llaman fantasma.
Nahu Padilla.
Concurso patrocinado por el fotógrafo @oscarps, @leonellaforever, médico oftalmóloga y por @oizaguirres amante de la literatura.